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Joaquín Díaz Atienza
Una de las exploraciones que realizamos dentro del protocolo de valoración diagnóstica del TDAH, Trastorno Obsesivo, Síndrome de Asperger etc es la FLEXIBILIDAD COGNITIVA. En concreto, yo suelo realizarla con el Wisconsin.
Pero ¿en qué consiste la flexibilidad cognitiva?, ¿por qué es importante su evaluación?, ¿qué se entiende por pensamiento divergente?, ¿qué rol juega el lenguaje interior en la flexibilidad cognitiva y en la resolución de problemas?. Intentaré dar una respuesta sencilla a esta preguntas pensando fundamentalmente en los padres y profesores de EGB.
FLEXIBILIDAD COGNITVA: DEFINICIÓN.
Según Spiro y Jehng, “es la capacidad de reestructurar espontáneamente el propio conocimiento de formas variadas, para dar una respuesta adaptada a las exigencias que plantean situaciones cambiantes. Esta capacidad depende tanto de la forma en cómo el conocimiento es representado, como de los procesos que operan sobre esas representaciones mentales”. Por tanto, de ella depende nuestra capacidad para procesar – analizar – la información que nos llega a través de los sentidos adaptándonos a las novedades o cambios que presente. Es una función básica de la metacognición y forma parte de las funciones ejecutivas.
Se comprenderá fácilmente su papel absolutamente relevante en nuestra habilidad para el aprendizaje en general y para las habilidades en la resolución de problemas complejos. Nos facilita la capacidad de captar los aspectos cambiantes en la información de la realidad que analizamos, así como la posibilidad de cambiar de estrategia en el curso de la acción cuando esta se aparta de nuestros objetivos.
Algunos niños tienden a reproducir esquemas rígidos de forma automática lo que da lugar a procedimientos ineficaces. Un ejemplo, es cuando un alumno aprende de forma automática un procedimiento concreto, siendo incapaz de modificarlo con éxito ante la más mínima novedad. De otra parte, no es difícil encontrarnos durante el proceso de aprendizaje que estos niños presenten una baja tolerancia a la frustración presentando rabietas y un cierto oposicionismo, así como una resistencia activa ante las aclaraciones que realizamos con empecinamiento en su propia visión. Suelen aceptar con dificultad cualquier procedimiento alternativo. Los padres lo resumen con la frase “es muy cabezón, no acepta lo que le dices”.
PROCESO
La solución de un problema determinado nos exige un nivel de atención suficiente, así como el análisis de la situación y sus alternativas lo que implica la capacidad de cambiar de forma idónea cuando los resultados no pertinentes lo requieren. Para poder hacerlo con éxito necesitamos recurrir a imágenes o representaciones mentales lo que implica, igualmente, una buena capacidad de memoria de trabajo. Un ejemplo, sobre lo que se ha descrito sería cuando nos enfrentamos a la correcta ortografía de una determinada palabra: vemos su grafía y la comparamos con la representación mental que tenemos en nuestra memoria de la misma. Terminamos por aceptarla cuando se establece una congruencia entre los percibido visualmente y lo representado.
En todo este proceso es sumamente importante que el niño tenga la capacidad suficiente para inhibir las respuestas automáticas, así como la capacidad de establecer estrategias de recambio. En este procedimiento es igualmente importante la flexibilidad en el desplazamiento de la focalización atencional que le permita pasar de forma ágil de un tipo de información a cualquier otro.
Otra capacidad que debe adquirir el niño es lo que se denomina “pensamiento divergente”. Consiste en ver la situaciones o las soluciones a un problema desde diversos ángulos. La búsqueda de alternativas.
EL LENGUAJE INTERNO
El niño de tres/cuatro años no ha interiorizado totalmente su lenguaje. Por ello no es difícil observar como habla en voz alta en situaciones de juego, por ejemplo. Conforme va creciendo interiorizamos el lenguaje: nos hablamos a nosotros mismos en silencio. Cuanto más compleja es la tarea que realizamos más se estructura nuestro lenguaje interior. La calidad semántica de nuestro lenguaje influye igualmente en nuestra capacidad cognitiva a la hora de resolver situaciones dilemáticas y de aprendizaje. De aquí que, cuanto más preciso es el lenguaje interior, mayor es la capacidad de estructurar nuestro pensamiento. Suele admitirse que la calidad de la gestión de los procesos mentales es proporcional a la del lenguaje interior.
Esto que acabamos de describir es fundamental en cualquier proceso de aprendizaje y contribuye significativamente a la flexibilidad cognitiva. Al niño hay que enseñarle a utilizar el lenguaje lo más preciso posible en las explicaciones con la finalidad de desarrollar un buen lenguaje interior: Un lenguaje interior caótico, deshilvanado conduce a un procesamiento de la información igualmente caótico.
Suele distinguirse en el lenguaje dos tipos de estructuras: una profunda y otra superficial. La estructura profunda contiene todas las experiencias sensoriales vividas por el niño, en tanto que la estructura superficial es aquella que permite traducir en palabras concretas la experiencia sensorial. Para mejorar estas dos facetas del lenguaje se recomienda que el niño aprenda a establecer relaciones entre las distintas experiencias, objetos y situaciones. Es la mejor forma de llevar al niño al grado de autoconciencia necesario entre ambas estructuras.
Un aspecto relevante del lenguaje interior es lo que se denomina “lenguaje de gestión”. Es decir, ante una determinada tarea hay que proporcionar al niño un vocabulario amplio relativo a la resolución de problemas. Esto es fundamental para desarrollar los procesos de aprendizaje. Debe aprender a autointerrogarse y a darse autoinstrucciones. Con estos procedimientos no solo aumentamos su flexibilidad cognitiva, sino también su capacidad e autocontrol.
QUÉ PODEMOS HACER
- Exponerlo a situaciones de aprendizaje en donde tenga que decidirse por varias soluciones posibles.
- Enriquecer su vocabulario para la gestión a través de sus uso en la relación entre objetos, situaciones, acontecimientos etc.
- Enseñarle a que incremente su habilidad para establecer las relaciones de similitud entre objetos y situaciones.
- La flexibilidad cognitiva está unidad a la sensorialidad por ello es importante enseñarle a adquirir distintas visones en función de los sentidos que utilizamos.
- Desarrollo de la capacidad para el establecimiento de relaciones significativas.
- Entrenamiento en el discernimiento de destalles diferenciadores.
- Enseñarle a autocontrolarse y a que utilice con un estilo más reflexivo frente a las tareas.
· ESTO NO ES FÁCIL DE ENSEÑAR. EL APRENDIZAJE ES UN PROCESO LENTO QUE REQUIERE DE PRÁCTICA, PACIENCIA Y TIEMPO.