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Joaquín Díaz Atienza
Cuando deseamos aprender algo nuevo, iniciamos un procesamiento de toda la información necesaria para que la tarea tenga el éxito que pretendemos. En definitiva, lo que sucede es que ponemos en funcionamiento los recursos cognitivos apropiados siguiendo las estrategias necesarias para el éxito.
Si procesamos de forma incorrecta o utilizamos una estrategia errónea, el aprendizaje es imposible. Por tanto, el procesamiento de la información es eficiente cuando utilizamos las estrategias cognitiva idóneas. Se trata de un proceso dinámico durante el que debemos elegir entre aquellos que son útiles para la tarea y cuales son inútiles o erróneos.
En la base de todo este proceso es fundamental el lenguaje interno. Muchos niños/as con TDAH basan su aprendizaje en lo que se denomina ensayo/error, así como con procesos cognitivos de escasa flexibilidad que dificultan el cambio de estrategia durante el proceso y, por tanto, utilizando una gran cantidad de recursos cognitivos no apropiados lo que produce una sobrecarga en la atención sostenida con la parición de la consiguiente fatigabilidad. Igualmente, sabemos por algunas investigaciones que el lenguaje interno del niño con TDAH es bastante desorganizado traduciendo dificultades en la elaboración pertinente de las diferentes etapas del proceso estratégico.
La mayoría de las técnicas psicopedagógicas sobrevaloran la memoria y otros recursos cognitivos en el aprendizaje, estando la mayoría de ellos afectados en los niños/as con TDAH. Por ello, en este post deseamos introducir un nuevo planteamiento psicopedagógico con la finalidad de maximizar su aprendizaje. Lo llamamos meta-cognición/meta-aprendizaje. Es decir, que “a prenda a aprender”. En definitiva lo que pretendemos es enseñarle estrategias cognitivas y atencionales apropiadas. Como hemos dicho anteriormente, uno de los aspectos claves en este meta-aprendizaje es el lenguaje interno.
Es sorprendente las grandes diferencias que podemos detectar en los alumnos/as con TDAH cuando les pedimos que nos verbalicen los pasos que van dando, y en base a qué criterios, durante la tarea evaluada. Cuando pedimos al niño/a que exteriorice su lenguaje interno, podemos utilizarlo como indicador de calidad de su habilidades de procesamiento cognitivo.
Lo que evaluamos son los procesos de meta-cognición. Pero, ¿qué es la meta-cognición?. Podríamos definirla como la actividad mental analítica que surge de la implementación de una serie de actividades cognitivas que hemos utilizado durante la tarea de aprendizaje. Sería el resultado de la evaluación de los procesos utilizados tanto en su pertinencia, como en su eficacia. Por ello, nos permite la toma de conciencia de aquellos procesos que nos llevan al éxito, así como de aquellos que nos conducen al fracaso. En definitiva, del estilo de aprendizaje, de las etapas y sus resultados, de los recursos que hemos utilizado y de la estrategia en la resolución de los diferentes obstáculos que se han ido encontrando durante el proceso. A través de la meta-cognición pretendemos que el niño tome conciencia de sus puntos fuertes y débiles. Con ello contribuimos a que en el futuro pueda desplegar estrategias más eficaces ordenando su discurso interno y maximizando los recursos atencionales.
Creo que es obvio que, de los resultados de procedimiento psicopedagógico, estamos contribuyendo al incremento de su autoestima y motivación. Podemos enseñar a nuestros hijos a utilizar la meta-cognición en sus tareas de aprendizaje a través de la externalización de su lenguaje interior durante las tareas de aprendizaje y actuando nosotros como mediadores cognitivos. Esta actuación consiste en ir nosotros introduciendo las correcciones oportuna durante el proceso explicando las alternativas y el por qué de las mismas. Debemos ser activos y reflexionar, primero por él y después con él, sobre la estrategia y el manejo apropiado sobre la información disponible.
Podemos evaluar a nuestros hijos utilizando algunos indicadores sobre la calidad de su estrategia de aprendizaje:
1. Cuando le proponemos una tarea ¿ suele plantearse apropiadamente los objetivos?.
2. ¿Suele anticiparse de forma apropiada sobre los pasos estratégicos requeridos?.
3. ¿ Suele mantener en el tiempo apropiado y gestiona bien los pasos que debe dar para la resolución del problema?.
4. ¿Mantiene los recursos atencionales apropiados durante toda la tarea?.
5. Cuando comete errores en la ejecución ¿ presenta la suficiente flexibilidad para cambiar de forma apropiada?.
6. Una vez terminada la tarea ¿revisa convenientemente los resultados? Por supuesto, aquí no se agota este tema, ni ha sido mi pretensión. Solo deseo que se tome conciencia de la importancia de este procedimiento pedagógico para la mejora a largo plazo en niños con TDAH. Pueden realizar cuantos comentarios consideren convenientes.