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Dr. Joaquín Díaz Atienza – Almería
PRONÓSTICO.
Si bien sabemos que el TDAH presenta un mal pronóstico en el 40 al 50% de los casos, siendo más frecuente en los pacientes no medicados, en el DAMP la mala evolución se incrementa al 50-60% de los casos, siendo el fracaso escolar el más importante con diferencia. En cuanto a otras complicaciones como son los trastornos de personalidad antisocial, el consumo de drogas, la persistencia de los déficits de atención y los trastornos ansioso-depresivos son más frecuentes en el DAMP que el el TDAH. En conjunto, estas complicaciones se suelen presentar en el 20-50%.
IguaImente, los accidentes, las alergias, la fibromialgia y diversos problemas psicosomáticos son más frecuentes en el DAMP.
TRATAMIENTO
En primer lugar y lo más importante es la psico-educación cuyo objetivo consiste en explicar a los padres y a los profesores las implicaciones en la vida del paciente, familia y escuela del trastorno.
Apoyo psicológico.
Medidas psicopedagógicas en la escuela.
Intervención en psicomotricidad y ejercicio físico.
En cuanto al tratamiento farmacológico debemos considerar que su indicación solo se justifica en los casos graves, durante una posible hospitalización o cuando las complicaciones en el colegio son graves.
La medicación de elección son los psicoestimulantes siguiendo el mismo protocolo que en el TDAH.
Los efectos secundarios más frecuentemente observado son los siguientes:
Disminución del apetito: + 50%.
Insomnio: 18-70%.
Cefaleas: 4-20%.
Efectos rebote: 1-30%.
Algias gástricas y abdominales: 6-35%.
Alucinaciones, psicosis y aumento de la tensión arterial.
Síntomas depresivos.
Reducción de 2-3 cm en la talla final.
Pérdida entre 2-5 Kg.
Contraindicaciones:
Cuando no podemos asegurarnos un buen cumplimiento.
En problemas cardiacos o alteraciones de la T. arterial.
Precaución cuando lo combinemos con los tricíclicos.
Precaución en la epilepsia.
Monitorizar cuidadosamente cuando hay tics.
Cuidado si estuviera indicado el litio ya que suelen interactuar.
Algunas precauciones:
Antes de comenzar el tratamiento farmacológico debemos intentar la psicoeducación.
Un examen neuropsiquiátrico exhaustivo.
Monitorización de talla, peso, presión arterial, estudio de anemias, función tiroidea.
Durante el tratamiento relaizar un protocolo de seguimiento.
Otros tratamientos farmacológicos:
Atomoxetina cuando existe comorbilidad ansioso/depresiva.
- Neurolépticos cuando hay trastornos graves de conducta.
ISRS cuando hay síntomas depresivos, ansiedad, TOC. También cuando existe agresividad, aunque con la precaución de que en algunos casos pueden dar lugar a conductas explosivas.
El tiempo que debería mantenerse el tratamiento depende de cada caso, aunque habitualmente se mantiene, como mínimo, hasta la adolescencia. En algunos casos, la minoría, continúan durante la vida adulta.
Almeria, 4 de noviembre de 2008