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J.D.A.
La escolarización es un derecho inviolable de todos los niños almerienses. La asistencia a la escuela es una obligación que debe cumplir todo niño almeriense en edad escolar. Esta obligación, legalmente desarrollada, se debe materializar a través de los padres y se debe hacer cumplir a través de las administraciones correspondientes: protección del menor, fiscalía del menor , así como a través de los agentes dedicados a vigilar que se cumpla esta normativa.
FAMILIA Y ESCUELA
Sin embargo, cómo garantizar este derecho en los niños, cuando los padres son incapaces de poner en valor la utilidad de la escuela, cuando la mayoría de los padres salen por las mañanas a las calles de Almería a ” malbuscarse” la vida para poder alimentarse, cuando algunos, incluso, utilizan a los niños como vigilantes para que la policía municipal no les quite el pescado que intentan vender de forma clandestina e, incluso en algunos casos que yo mismo he presenciado, como vigilantes en algún punto de venta de droga que todo el mundo conoce .
A estos padres, analfabetos o semianalfabetos, les resulta muy difícil entender qué significa la escuela. Para gran parte de ellos no deja de ser una guardería de niños con escaso valor para el futuro de sus hijos. La asistencia a la escuela no forma parte de su catálogo vital de prioridades, sino un privilegio, o cosa de señoritos payos, que ellos no se pueden permitir, desarrollando un discurso autojustificativo.
Por tanto, cualquier programa encaminado a evitar el absentismo escolar, debe ir a la raíz del problema:
1. la INFORMACIÓN COMPRENSIBLE A LA FAMILIA. Hay que hacerles llegar a la familias el gran valor que posee la escuela para el futuro de sus hijos. Pero nada conseguiremos en este objetivo si no somos capaces de hacernos entender, si no utilizamos un lenguaje realmente comunicativo. Damos mensajes que la mayoría de las veces no entienden.
2. Ser capaces de transmitir empáticamente que estamos con ellos, que nuestros intereses no ocultan ni intereses de oportunidad política, ni económica, ni de poder. Estamos con ellos de forma incondicional. Les puedo garantizar que seremos aceptados y se nos escuchará porque, por encima de cualquier adversidad o recelo, son padres y quieren a sus hijos como cualquiera de nosotros.
3. Desarrollar actividades de sensibilización para los padres, con un lenguaje comprensible. En la comunicación con las familias que no tengan suficiente formación, la transmisión de mensajes es posible si utilizamos palabras sencillas, propias de su entorno y los mensajes son cortos y claros. Estos últimos debe ir cargados de emotividad, de sinceridad que generen empatía y motivación entre ellos. Hay que hacerles ver que ellos son los protagonistas y los beneficiarios del programa contra el absentismo.
4. Estos programas de sensibilización, deberían aprovecharse para incrementar la instrucción académica de los padres como objetivo a largo plazo, al estilo de la escuela barbiana de Lorenzo Milani.
5. Hay que facilitar a las familias la seguridad de subsistencia suficiente para que puedan realizar el proyecto de facilitar la asistencia de sus hijos al colegio y que ellos puedan garantizarse un mínimo de subsistencia. Es decir, el horario del colegio debe adaptarse a las familias y no las familias al colegio.
En este sentido, me gustó la petición de la concejala Clara Inés Rodríguez del Ayuntamiento de Almería, cuando pedía la apertura del Colegio La Chanca por las tardes para realizar actividades deportivas aunque, como comprenderán después de los expuesto, esta medida no nos acerca a la solución. La solución pasa por la radicalidad en los análisis diagnósticos, ante de proponer soluciones.