La escuela como ambiente de riesgo o de protección

TDAH, ESCUELA Y POBREZA: 1) LENGUAJE Y COMUNICACIÓN

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La escuela puede ser un ambiente de riesgo o de protección. Dependerá de su capacidad inclusiva para los alumnos con dificultades.

J.D.A.
Ante el drama postmoderno del TDAH, no todos somos iguales ni tenemos las mismas oportunidades. Pero antes quiero aclarar el adjetivo postmoderno aplicado al Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), ya que el TDAH siempre ha existido tal como lo conocemos hoy; entonces, ¿por qué calificarlo como postmoderno y con un cierto retintín negativo?: sencillamente, porque lo que realmente han cambiado son las exigencias en el currículo escolar, la universalización de la escolarización y la generalización de la meta del éxito escolar a costa de cualquier precio.

Se nos ha hecho creer que todo el mundo tiene las mismas oportunidades, la tan cacareada “igualdad de oportunidades”, independientemente de nuestro origen social, de nuestro entorno, del nivel educativo de nuestros padres etc. Todos podemos asistir a la escuela gratuitamente; por tanto, nuestro éxito va a depender de nosotros mismos, a todos se nos da la oportunidad de alcanzar el pleno desarrollo de nuestro capital humano – como se dice hoy – , es cuestión de aprovecharla. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. En este post quiero centrarme en las posibles evoluciones de los alumnos con TDAH, según en qué circunstancias personales y socio-familiares se presente y, en concreto, en la comunicación.

No realizaré una revisión bibliográfica ni haré referencia a estudios epidemiológicos. Me limito a hablar de mi experiencia, de lo vivido y de lo que sigo viviendo y viendo.

EL LENGUAJE COMO INSTRUMENTO DE COMUNICACIÓN.

1. Con el primer obstáculo que podemos encontrarnos es con el lenguaje. Cuando damos un cuestionario a los padres, no todos interpretan las preguntas de la misma manera, pudiendo ser una fuente de error importante.

2. Cuando explicamos en qué consiste el TDAH, no todos entienden los mismo. Por tanto, tampoco interpretan de la misma manera las medidas terapéuticas que proponemos.

3. Cuanto menos formación tienen los padres, más propensos a creerse lo que le dicen los médicos o los psicólogos y no siempre decimos “toda la verdad”, intentando inducir una determinada decisión en los padres que dependerá del sistema de creencias del profesional. Si un profesional me dice que mi hijo padece un TDAH, ¡amén! porque ya sé qué le sucede y encuentro una explicación razonable para todo. Es más, el mismo paciente repetirá, ante la más mínima dificultad, ¡ yo es que soy hiperactivo!. Todos los que lean este post y tengan un hijo con TDAH, habrán escuchado diferentes consejos terapéuticos y diferentes valoraciones, tanto sobre lo que es el TDAH., como de los pros y contras del tratamiento farmacológico, psicopedagógico, psicológico etc… para asistir después al desconcierto de que las cosas no siempre suceden como se han predicho. Y es que el lenguaje no es el mismo y, por tanto, no entendemos el mismo mensaje.

4. Si un profesor me dice que mi hijo no atiende, que sus problemas de aprendizaje se deben a sus déficits de atención, a que se mueve mucho, a que interrumpe y que a “fulano”, que era calcado a mi hijo, le han prescrito un medicamento que lo ha vuelto un genio, yo no tengo por qué poner en cuestión el criterio del profesor y, además, tampoco tengo suficientes instrumentos ni lingüísticos ni, probablemente, cognitivos para cuestionar lo que me dice.

Por tanto, el lenguaje es fundamental para entendernos los profesionales con los padres y/o con los pacientes en general. A pesar de creer que entendemos, o que nos entienden, no siempre sucede así. Todos nos hemos enfrentado a comentarios del tipo “como usted me dijo”, cuando a veces estamos convencidos que no hemos dicho tal cosa. No siempre entendemos lo que se nos dice, ni tampoco conseguimos comunicar lo que queremos.
No hay que esforzarse en explicar que, cuanto menos cultura tenemos, menos nos entendemos, a pesar de hablar el “mismo idioma”. De aquí que creamos que por el mero hecho de ser médico, psicólogo, o padre de un paciente, sabemos lo que es el TDAH, cuando hay profesionales y padres que jamás han estudiado, y menos aún se han formado en psicopatología del desarrollo.

Este sería el primer escalón en donde tropiezan y caen las clases pobres, en donde el niño con TDAH empieza a ser visto y tratado en desigualdad de oportunidades.

Próximo: TDAH, ESCUELA Y POBREZA: 2) LA INJUSTICIA ESCOLAR.

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