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Joaquín Díaz Atienza
La bibliografía referida a los problemas del aprendizaje escolar y su asociación con variables neuropsicológicas es amplísimo. Lo mismo podemos afirmar sobre los estudios (psico)pedagógicos. Por el contrario, las investigaciones específicas acerca de la influencia de las emociones en la capacidad del aprendizaje escolar son bastante menos frecuentes y, aún menor, cuando se refieren a su interferencia en los denominados Trastornos Específicos del Aprendizaje Escolar.
He dividido el contenido en varios post con la única finalidad de que su lectura sea menos pesada ya que, como comprenderán, todo su contenido conforman una unidad clínica. Por tanto, en primer lugar, se realiza una pequeña introducción en donde situamos los conceptos generales sobre las emociones y su interferencia en en aprendizaje en general; a continuación se aborda de forma específica la relación entre emoción y dislexia, así como con las dificultades en lecto-escritura de menor gravedad. Posteriormente y, se exponen los resultados de algunos estudios sobre emoción y TDAH.
Evaluación psicopatológica.
Cuando revisamos la bibliografía nos encontramos con diferentes procedimientos para la evaluación de los aspectos psicopatológicos comórbidos con los problemas del aprendizaje escolar. En mi artículo me refiero especialmente a dos instrumentos de evaluación por ser los más utilizados. Uno es el Cuestionario de Achenbach (CBCL) (Resumen en figura 1), para la evaluación de la psicopatología general, y la MASC (Multidimentional Anxiety Scale for Children) para la evaluación de la ansiedad. Sus ventajas son importantes ya que nos posibilitan realizar comparaciones entre las investigaciones que los utilizan.
Las emociones más investigadas son las afectivas y la ansiedad, habiéndose elaborado diferentes modelos para explicar las interferencias entre emoción y cognición (GRILLS-TAQUECHEL Y COLS, 2012).
- La ansiedad influencia negativamente el rendimiento.
Los investigadores que sostienen este planteamiento, lo basan en la demostración experimental de que los niveles de ansiedad van a interferir, en mayor o menor medida, en la capacidad de los alumnos en la resolución de problemas; en su capacidad de autorregulación ante situaciones de aprendizaje o realización de tareas, especialmente las que requieren un tiempo determinado previamente; puede dar lugar a importante bloqueo ansioso en el procesamiento de la información; la capacidad atencional se reduce ya que, la preocupación ansiosa, la focaliza o dispersa de forma ineficiente, reduciendo la capacidad de rendimiento cognitivo.[pullquote]Los alumnos/as son, ante todo, seres humanos con sentimientos[/pullquote]
En este sentido, una de la funciones cognitivas más afectadas es la memoria y, en especial, la memoria de trabajo. Las “disfunciones” producidas por la ansiedad, en definitiva van a mermar la capacidad lectora y otros rendimientos académicos de los alumnos con niveles significativos de ansiedad, especialmente el cálculo aritmético.
- Las dificultades del aprendizaje serían la causa del incremento de ansiedad.
Sabemos que los alumnos con dificultades para el aprendizaje escolar son más propensos o vulnerables a una gran variedad de problemas psicopatológicos y en especial para la ansiedad y la presencia de semiología depresiva.
Igualmente, se afirma que el fracaso escolar incrementa la ansiedad y depresión, aunque como veremos en el último post, lo importante en la etiopatogenia de los problemas afectivos y de ansiedad en los alumnos con fracaso no es el fracaso escolar en sí mismo, sino la vivencia negativa sobre el mismo. Es decir, hay alumnos con escaso interés por la escolaridad y, por tanto, con escaso sufrimiento psicológico ante los resultados escolares negativos.
También se ha visto en algunas investigaciones – transversales – que tanto la ansiedad generalizada , como la ansiedad de separación son más frecuentes en los alumnos con dificultades escolares. Por el contrario, las mejoras en los problemas de ansiedad y emocionales en general traducen un mejor rendimiento a académico.
- Modelo bidireccional
Sin embargo, hoy día, la explicación más plausible científicamente es que la relación entre entre emoción y cognición no es unidireccional, sino que conforman un círculo funcional en donde se retroalimentan la influencia de una sobre la otra. Pero aún más: no es solo una cuestión de influencia mutua, sino que cuando las interacciones son negativas para el aprendizaje / rendimiento académicos van a afectar a otros aspectos básicos de la personalidad, como son la confianza en sí mismo, el autoconcepto y la motivación.
- ¿Qué nos encontramos en los alumnos con dificultades?
Los resultados quedan reflejados en la figura 2. En definitiva, estos datos nos obligan a los que trabajamos con la infancia y la adolescencia a reconsiderar nuestra aproximación diagnóstica ante pacientes cuyo motivo de la demanda se formula en términos de mal rendimiento académico o, lo que está más de moda, en términos de un déficit de atención.
Sin embargo, esta actitud crítica frente a las imposiciones de la moda, no son fáciles de defender frente a los padres ni frente a los profesores.
En el próximo post se abordarán la dislexia y los problemas de la lectoescritura en general