Visitas: 76
Joaquín Díaz Atienza
Mucho se ha escrito sobre los factores de riesgo y de resiliencia que afectan a los niños y adolescentes a lo largo de su vida. Sin embargo, son escasas las investigaciones centradas sobre el ámbito escolar como factor de riesgo en la presentación y/o agravación de la psicopatología.
Expondré de forma resumida las situaciones en las que la escuela puede actuar como una estructura que fortalezca o que debilite el riesgo para padecer una amplia variedad de problemas psicológicos, comenzando por la guardería/infantil y continuando con primaria. Finalmente expondré el modelo propuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para mejorar la salud mental de los alumnos.
1. Problemas más frecuentes en la guardería e infantil.
• Ansiedad de separación
La ansiedad de separación no siempre es patológica. Son numerosos los niños durante esta etapa del desarrollo que van a presentarla, siendo la mayoría de la veces pasajera. Casi siempre la ansiedad de separación lo que traduce es inseguridad en el niño y está íntimamente relacionada con el tipo de apego que ha establecido con los padres. Normalmente se trata de niños y/o padres inseguros.
¿Cuál debería ser la actuación de la escuela para evitar su complicación?. El profesor debería estar preparado para infundir seguridad en el alumno a través de la creación de un apego secundario que proporcione la seguridad que el niños (incluso los padres) no tiene y prestar atención de apoyo personalizado al niño.
En aquellos casos de singular gravedad, la guardería y la escuela de infantil deberían tener la capacidad y medios suficientes para flexibilizar la incorporación del alumno, si fuera necesario. Y por supuesto, la actitud de los profesores hacia los padres debe ser compresiva y de apoyo. Evitar en todo momento la tendencia a culparlos del problema.
• Retrasos del lenguaje
El lenguaje es la función cognitiva básica para la comunicación entre iguales y. por tanto, el instrumento fundamental para el desarrollo de la conducta prosocial y la adaptación. Por ello, a estas edades, ante un alumno con alteración en el lenguaje, es prioritario conocer su importancia clínica. En la guardería se recomienda esperar si existe un retraso simple del lenguaje sin afectación de la compresión. Por el contario, ante la más mínima sospecha de que pudiera estar alterada la compresión, la intervención logopédica, así como una valoración neuropsicológica más exhaustiva se imponen.
Los niños con problemas del lenguaje, en numerosas ocasiones, tienden a aislarse o a presentar problemas conductuales que pueden influir negativamente en su evolución socioemocional. Por ello, los profesores, en la medida de lo posible, deben facilitar la socialización del alumno.
En estas situaciones se impone dejar como prioritario el rendimiento y centrarnos fundamentalmente en las conductas emergentes, sin abandonar la necesidad del tratamiento logopédico.
• Conductas agresivas
La agresividad en los niños pequeños no tiene por qué ser patológica aunque, en la medida que es la conducta de mayor riesgo para la inadaptación escolar y social, es prioritario solucionarla.
Sin embargo, no es extraño que nos encontremos con la negación y justificación de los padres y la actitud negativa de los profesores ante estos alumnos lo que facilita su cronificación y gravedad. Por ello es muy importante que sepamos obtener el apoyo de los padres sin hacerlos responsables exclusivos de la misma. Igualmente debemos ofrecer alternativas socializadoras y reforzar las interacciones positivas del niños con sus iguales. Hay que evitar las conductas excluyentes y/ de rechazo.
• La inquietud motora
La inquietud psicomotora es uno de los problemas de mayor relevancia con el que nos encontramos hoy día en la medida de que es una fuente de error diagnóstico con la consecuencia inmediata de prescribir medicación, máxime cuando los efectos sobre la misma son inmediatos aunque al precio de medicar a niños que, con un poco de paciencia y tolerancia, podríamos evitar el tratamiento farmacológico.
De hecho antes de los seis/siete años es bastante arriesgado emitir un diagnóstico fiable de TDAH en la mayoría de los casos. Por tanto, lo primero que deberíamos plantearnos ante un niño excesivamente inquieto es si su hiperactividad es:
– Temperamental: normal y que suele resolverse con el desarrollo.
– La existencia de problemas emocionales.
– Procesos adaptativos: situaciones familiares anómalas, separaciones, a la misma escuela etc..
– Reactiva a trastornos específicos del aprendizaje escolar: lecto-escritura, lenguaje, desarrollo psicomotor etc..
– Malas pautas educativas.
– Como manifestación de un TGD.
– Como un TDAH.
En el aula se debería disponer de los recursos y habilidades para canalizar las hiperactividades situacionales y temperamentales y evitar la medicalización irresponsable.
2. Problemas más frecuentes en primaria.
• Trastornos del aprendizaje escolar.
Tal vez los más importantes, aunque no los únicos, sean las dificultades en el aprendizaje escolar y las inhibiciones.
Con respecto a los problemas del aprendizaje escolar debemos tener en cuenta que su evaluación no es tan fácil como normalmente se cree. De hecho, antes de decidir cualquier intervención médico-psicopedagógica, se debería evaluar desde una perspectiva neurobiológica y neuropsicológica, afectiva, relacional y pedagógica e institucional. Lo normal es que confluyan varios aspectos de los descritos, algo muy importante para diseñar de forma individualizada el plan de ayuda que el alumno necesite.
• Las inhibiciones.
Es uno de los problemas relacionados con la escuela como riesgo y, sin embargo, es de los más desconocidos y malinterpretados. Suelen ser niños con altos niveles de ansiedad, fobias (miedos)y/o rasgos obsesivos. Suelen pasar por alumnos desmotivados, inatentos, cuando no por maleducados y caprichosos.
Habitualmente se trata de niños hipercontrolados que van perdiendo motivación progresivamente. A veces también se nos presentan como niños sumisos o excesivamente tranquilos pero que son víctimas de una gran ansiedad: no molestan, pasan desapercibidos hasta que el fracaso escolar se da la cara. En estos momentos se tiende a diagnosticar un déficit de atención: “están en la luna”, … Los profesores y los padres aceptan con más facilidad el diagnóstico de inatención que el de inhibición ansiosa. Estos niños cuando se medican con psicoestimulantes pueden empeorar en su rendimiento académico y ansiedad.
3. Molelo de la OMS para la Promoción de la Salud Mental en la Escuela