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Joaquín Díaz Atienza
Jean Piaget basaba el proceso del aprendizaje en los niños a través de los mecanismos de asimilación y acomodación. Sin embargo algunos investigadores, le dan tanta importancia a la capacidad de inhibición, que anteponen a este paradigma piagetiano el de activación/inhibición. La propuesta de este paradigma alternativo al de Piaget se sustenta en algunas investigaciones realizadas con neuroimagen durante tareas de aprendizaje.
Se ha observado que determinadas tareas ponen en marcha mecanismos cerebrales de activación o de inhibición dependientes de la tarea. Estos datos neurofuncionales hablan a favor de la existencia de dos sistemas diferentes: un sistema ejecutivo de activación y otro de inhibición.
Algunos consejos generales para controlar la impulsividad.
Hay que tener en cuenta que el desarrollo de la inhibición es lento y exigen paciencia. Lo normal es que cuanto más joven mayor sea la impulsividad. Es una característica que depende del temperamento de cada niño. Por tanto, subrayo que la paciencia es fundamental. No olvidad que el desarrollo requiere de constancia y mantener de[pullquote]Sin paciencia, hemos perdido el 80% de la oportunidad[/pullquote] forma regular a lo largo del tiempo las consignas que nos hallamos propuesto y el ambiente necesario para controlarlas.
Desarrollar el hábito de pensar antes de actuar es una tarea sostenida en el tiempo. Por ello, al principio no dudéis en requerir del niño el que os repita en voz alta los pasos que va dando en la estrategia que sigue para resolver sus tareas.
En definitiva, nuestro objetivo es que el niño aprenda a detectar los fallos que comete. Pero más importante es que los detecte antes de ejecutarlos. Nuestro finalidad es que aprenda a utilizar de forma eficiente su capacidad de memoria de trabajo. Para ello no dudemos en fraccionar la información cuanto sea necesario.
He aquí algunos consejos:
En primer lugar, conocer el temperamento de vuestro hijo. Ser conscientes que las dificultades se incrementa cuando vuestro hijo padece de un TDAH.
Las consigas que les demos deben ser claras y cortas: ¡¡nada de sermones ni malas caras!!.
Ante sus dificultades y los errores reiterativos, nada de comentarios descalificadores, sino animarlo constantemente.
Antes de poneros manos a la obra, estructurar minuciosamente el ambiente de trabajo, eliminando todos los distractores posibles.
El procedimiento de aprendizaje requiere que nos adaptemos a sus posibilidades y características.
Hay que devolverle toda la información que sea necesaria para que tome conciencia de su impulsividad. Esta pedagogía se debe mantener, no solo en las tareas escolares, sino también durante las situaciones de la vida diarias.
Debemos argumentarles las consignas que les demos e indicarle los PORMENORES de los pasos requeridos, así como determinar a priori el tiempo de demora en cada respuesta, es la mejor forma de eliminar las respuestas impulsivas.
Anticiparle cada paso con la explicación correspondiente y asegurándonos que la entiende.
Fraccionar las tareas en otras más sencillas, adaptadas a su capacidad de memoria de trabajo
Proporcionarle instrucciones de forma continua sobre cada paso.
Reforzar cada paso correcto que realice
Cuanto acabamos de describir y aconsejar es posible si el niño posee un buen control atencional, tanto en su vertiente sostenida como focalizada. De aquí que en los niños con TDAH, sea necesario planearse en todo momento la indicación de tratamiento farmacológico y. POR SUPUESTO, adaptarnos a los momentos en donde el efecto terapéutico es máximo.