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Dr. Joaquín Díaz Atienza
INTRODUCCIÓN
Los trastornos alimentarios, sobre todo la anorexia y la bulimia, están originando en la actualidad un auténtico problema de salud pública, ya que se quiera reconocer o no, si nos atenemos a la definición que hace la epidemiología de campo, se trata de una auténtica epidemia social.
Da la impresión que, si exceptuamos los problemas psiquiátricos importantes como los primeros brotes psicóticos, la psicopatología de la adolescencia hoy se ha reducido a las manifestaciones más variadas de la conducta alimentaria, como fenómeno observable de los clásicos problemas psicológicos y desajustes típicos de esta etapa del desarrollo. La anorexia de hoy, en poco se asemeja a la descrita por Lasègue, creo que por suerte, ya que si intervenimos a tiempo, el problema remite sin grandes dificultades.
¿QUÉ SON LOS TRASTORNOS ALIMENTARIOS?
A pesar de que todos tenemos una definición de lo que se entiende por Trastorno Alimentario y, sobre todo, de la Anorexia Nerviosa y la Bulimia, esta se fundamenta la mayoría de las veces en definiciones mediáticas, más que en el conocimiento de la clínica. Si preguntamos a cualquiera ¿qué es la Anorexia? nos dirá que se trata de alguien que se ve gorda y no come; si preguntamos ¿Qué es la Bulimia? nos contestará que es alguien que come mucho y que vomita. Sin embargo, estas definiciones han dado lugar a una vulgarización de un problema médico – psicológico sumamente complejo y variado. Vulgarización que ha producido en bastantes personas el convencimiento de que se trata más de un capricho juvenil que de un problemas de salud. También ha dado lugar a que ¡hasta la vecina! opine sobre aspectos etiológicos y de tratamiento.
ANOREXIA NERVIOSA
Tal como están definidos los criterios de diagnóstico para la Anorexia Nerviosa, en algunas etapas del desarrollo, como es la adolescencia, pueden producir un gran número de falsos positivos. Esto se debe a que durante esta etapa son muy comunes las dismorfofobias, así cono un gran descontento respecto de la imagen corporal. Si a esta circunstancia le unimos la sobrevaloración a la que estamos sometidos respecto a una figura delgada como sinónimo de éxito, buena salud y autocontrol, comprenderemos lo fácil que es emitir un juicio diagnóstico erróneo, con la consiguiente toma en cargo terapéutica equivocada.
¿Cuáles son los síntomas que deben presentarse según los CRITERIOS DE LA CIE-10 (CDI)?
Para la Anorexia Nerviosa Típica:
- Pérdida de peso, en niños ausencia de ganancia, que conduce a un peso corporal de al menos un 15% por debajo del peso esperado.
- La pérdida de peso es autoinducida por evitación o restricción de “alimentos que engordan”.
- Distorsión de la imagen corporal, de estar demasiado gordo, con pavor intrusivo a la gordura… que conduce al paciente a imponerse un peso bajo.
- Amenorrea y en el hombre pérdida del interés sexual.
Para la Anorexia Nerviosa Atípica:
- Cumple solo algunas de las características anteriores.
Como se comprenderá ¡Es fácil para cualquiera! hacer un diagnóstico de Anorexia Nerviosa. Sin embargo, los clínicos sabemos de las dificultades, de algo tan aparentemente claro entraña y de las nefastas consecuencias que se derivan de una etiqueta precipitada. Más nefasto aún cuando se realiza en un/a adolescente. La experiencia clínica se encarga de evidenciarlo todos los días. En estos diagnósticos precipitados tiene mucho que ver la vulgarización de estos trastornos y la aureola mítica que rodean a estos problemas de salud mental.
Ojo a los padres que tienen que consultar por un problema de este tipo. Asegúrense de la cualificación del clínico con el que consultan.
BULIMIA NERVIOSA
Según los mismos criterios que hemos utilizado para la Anorexia Nerviosa, la Bulimia Nerviosa se caracteriza por:
- Presencia de episodios repetidos de sobreingesta (al menos dos atracones por semana durante tres meses) en los que se ingieren gran cantidad de alimentos en un periodo corto de tiempo.
- Presencia de una preocupación constante por la comida y un fuerte deseo o compulsión para comer.
- El paciente intenta contrarrestar los efectos sobre el peso por uno o más de los siguientes procedimientos:
- Vómitos autoinducidos.
- Purgas autoinducidas.
- Periodos de ayuno alternantes.
- Consumo de sustancias anorexígenas…
4. Autopercepción de estar demasiado obeso/a.
Hablamos de Bulimia Nerviosa Purgativa o No purgativa, si existen las conductas, o no, anteriores. y de Bulimia Nerviosa Atípica cuándo falta alguno o algunos de los criterios anteriores.
Aquí, igualmente, se cometen bastantes errores diagnósticos, confundiéndose con frecuencia con la Hiperfagia o los vómitos por otras causas.
Según los mismos criterios que hemos utilizado para la Anorexia Nerviosa, la Bulimia Nerviosa se caracteriza por:
- Presencia de episodios repetidos de sobreingesta (al menos dos atracones por semana durante tres meses) en los que se ingieren gran cantidad de alimentos en un periodo corto de tiempo.
- Presencia de una preocupación constante por la comida y un fuerte deseo o compulsión para comer.
- El paciente intenta contrarrestar los efectos sobre el peso por uno o más de los siguientes procedimientos:
- Vómitos autoinducidos.
- Purgas autoinducidas.
- Periodos de ayuno alternantes.
- Consumo de sustancias anorexígenas…
4. Autopercepción de estar demasiado obeso/a.
Hablamos de Bulimia Nerviosa Purgativa o No purgativa, si existen las conductas, o no, anteriores. y de Bulimia Nerviosa Atípica cuándo falta alguno o algunos de los criterios anteriores.
Aquí, igualmente, se cometen bastantes errores diagnósticos, confundiéndose con frecuencia con la Hiperfagia o los vómitos por otras causas.
OTROS TRASTORNOS ALIMENTARIOS
Se describen los siguientes:
- Hiperfagia asociada a otros trastornos psicológicos: Hiperfagia debida a acontecimientos vitales u otros problemas psicológicos: duelos etc..
- Vómitos asociados a otros problemas psicológicos: Igual que anteriormente, son vómitos relacionados con situaciones psicopatológicas muy variadas.
- Otros Trastornos de la conducta alimentaria: Aquí se incluyen el pica del adulto y la pérdida de apetito psicógena.
CONSECUENCIAS
Tal como observamos en las diapositivas que sirven de soporte visual a este documento, hemos clasificado las consecuencias de los trastornos alimentarios en dos tipos fundamentales: Consecuencias biomédicas, normalmente ligadas a la desnutrición y otras anormalidades de la ingesta, y consecuencias psicosociales debido a la interferencia sobre la vida social-familiar, escolar y/o laboral que se derivan de ellos.
Consecuencias biomédicas
No vamos a exponer en detalle cuales son las consecuencias médicas, ya que no es el objetivo de esta charla, pensada para padres sin conocimientos especiales. Pero sí queremos dejar constancia que las alteraciones son multisistémicas (afectan a muchos órganos). Estas son:
- Endocrinas y metabólicas.
- Renales. ( A veces acentuadas por el exceso de consumo o por la restricción de líquidos y diuréticos, tantas veces motivo de convulsiones por hemodilución)
- Cardiovasculares: Bradicardia, arritmias etc
- Neurológicas. En casos extremos y crónicos pueden aparecer signos de atrofia cortical con los consiguientes déficits neurocognitivos.
- Gastroenterológicas: Sobre todo el estreñimiento. Muchos de los síntomas gástricos y digestivos, en general, debidos a enlentecimiento del peristaltismo, actúan como reforzantes de las creencias erróneas de los pacientes. (Ej. la sensación de plenitud).
- Óseas: Las más frecuentes son la pérdida de calcio debido a la amenorrea, así como la aplasia ósea con la consiguiente alteración del recuento hemático, sobre todo, leucocitos.
- Estomatológicas: debido a los vómitos, sobre todo.
Consecuencias Psicosociales
- El aislamiento social: Actúa, igualmente, como factor de mantenimiento.
- Deterioro de la actividad escolar y/o laboral
- Deterioro de la vida familiar. Mucho se ha escrito, y a veces mal, acerca de la conflictividad familiar. Hay autores que la consideran causal de los problemas alimentarios. Personalmente, creemos, que en la mayoría de los casos, es más una consecuencia que la causa.
- Deterioro de la vida marital y de la relación con los hijos.
FACTORES PREDISPONENTES
No existen factores predisponentes específicos para los trastornos alimentarios, si entendemos por específicos aquellos que tengan una relación directa con ellos. Los que vamos a estudiar están relacionados con ellos pero también con otros problemas de salud mental. J. TORO hace un magnífico resumen.
Estos serían:
- La edad: Aunque el rango de edad de presentación es cada vez más amplio, los trastornos alimentarios suelen presentarse con una frecuencia máxima en la pubertad y, sobre todo, en la adolescencia.
- El género: Todos conocemos que la diferencia hombre/mujer está en una proporción de 1/8-10. Hay que tener en cuenta que las presiones culturales son mayores sobre el género femenino que sobre el masculino.
- Sobrepeso previo: En una edad crítica y con las normas culturales vigentes, el sobrepeso es algo que no es difícil encontrándonoslo entre nuestras pacientes.
- Antecedentes personales de trastornos afectivos.
- Acumulación familiar de trastornos afectivos.
- Personalidad obsesivo / límite: Tanto los rasgos obsesivos de personalidad como los antecedentes personales y familiares de trastornos depresivos son muy frecuentes entre la población con trastornos alimentarios. Incluso hay investigadores que han llegado a proponer que los trastornos alimentarios del/la adolescente son un equivalente depresivo.
- Antecedentes familiares de trastornos alimentarios:¿Aprendizaje o vulnerabilidad?
- Educación basada en la sobrevaloración de la imagen corporal:Este aspecto hay que valorarlo conjuntamente con el anterior. De hecho van normalmente unidos.
- Actividad física: baile, deportistas.. El ejercicio y las profesiones que exigen un peso determinado se han manifestado como auténticos factores de riesgo.
FACTORES DESENCADENANTES
No es raro que cuando indagamos sobre las circunstancias que rodean a la presentación de cualquiera de los trastornos alimentarios nos encontremos con acontecimientos con un gran peso emocional sobre el sujeto. A ellos les llamamos Factores Desencadenantes. Los más frecuentes son:
- Trastornos Afectivos: Debemos plantearnos si estamos ante una inapetencia en una adolescente con un trastorno afectivo o ante un problema alimentario como la anorexia. Como se comprenderá es fundamental el diagnóstico diferencial por sus implicaciones sobre el tratamiento. De todas formas, nos encontramos una asociación bastante frecuente entre los trastornos afectivos y la presentación de los trastornos alimentarios.
- Inicio de dietas: Algo que debería estar prohibido entre nuestros adolescentes si no es absolutamente necesario. Se ha demostrado como, tal vez, el único factor de riesgo. ¿Ojo, adolescentes y padres! ¡Ojo con los dietistas y nutricionistas desaprensivos, con las medicinas alternativas, con las clínicas de belleza etc…!
- Pérdida brusca de peso: Es frecuente encontrarnos con esta situación, sea por enfermedad o por dietas de revista.
- Acontecimientos vitales: Parece que son escasamente específicos. De hecho en alguna investigación nuestra se pone en evidencia que no existen diferencias entre controles y trastornos alimentarios con la excepción de aquellos que, al mismo tiempo están deprimidos.
- Enfermedades: Sobre todo aquellas que implican una pérdida de peso o que causan malformaciones o sobrepeso por reposo.
FACTORES DE MANTENIMIENTO
A los profesionales nos interesa especialmente conocer cuales son las variables, factores, que contribuyen a mantener el problema alimentario una vez que este se ha instaurado. Siguiendo a J. Toro, los que más se han evidenciado como tales son:
- Las cogniciones anorexígenas: Son, a nuestro juicio, las más resistentes al tratamiento y las que más contribuyen a su cronificación.Para los que sean legos en terminología psicológica, entendemos por cogniciones anorexígenas todos aquellos pensamientos que permanecen operando sobre la disconformidad respecto a la imagen corporal, así como sobre las distorsiones perceptivas y de valoración que presentan sobre el peso y la alimentación.
- El ejercicio: El ejercicio es anoréxigeno per se.
- Bajo peso: Hay que luchar contra el bajo peso. este, normalmente, se encuentra ligado a un estado nutricional deficitario y este contribuye a la cronificación de las cogniciones anorexígenas. Hay que conseguir un peso lo más normal posible.
- La personalidad: Se ha demostrado que la personalidad y el temperamento de los pacientes es fundamental en la permanencia del trastorno y de la adherencia al tratamiento. La personalidad obsesiva y, sobre todo, la límite o bordeline favorecen la cronificación.
- La Yatrogenia: La que más preocupa actualmente. No tomar medidas a tiempo, no ser “especialista” en trastornos alimentarios, contribuye a una toma en cargo irresponsable que derivará en la cronificación de la enfermedad. Los padres y los pacientes deben estar seguros que el profesional que trata el problema es conocedor del mismo. A los padres, sobre todo, hay que decirle que muchas veces los pacientes prefieren estar con un “mal” profesional ya que lo manipulan con más facilidad.
INDICADORES DE RIESGO
Justamente pensando en los padres, hemos recogido una serie de indicadores conductuales que hemos denominado de riesgo y, que tal vez, convendría llamarlos de “aviso”. Estos son:
ADOLESCENTE QUE:
- Que inicia restricciones alimentarias no justificadas, junto con:
- Cambios bruscos de humor (irritabilidad y labilidad emocional…)
- Excusas para no comer en casa.
- Intentos en casa de comer sola.
- Incremento exgarado y repentino por la imagen corporal y el peso.
- Incremento por el control del peso.
- Incremento de la autobservación en el espejo, medidas…
- Pérdida del peso brusca y no justificada.
- Incremento del aislamiento social y dentro del ambiente familiar.
Como se comprenderá que cuantas más conductas de este tipo presenten, mayor es la probabilidad de que estemos ante el inicio de un trastorno alimentario.
¿QUÉ HACER?
¿COMO DEBEN ACTUAR LOS PADRES ANTE LA SOSPECHA DE QUE SU HIJO/A PUEDA PRESENTAR UN TRASTORNO ALIMENTARIO?:
– No poner ni temer una etiqueta precipitada.
– Es preferible observar durante un tiempo que una consulta precipitada.
– Si no se producen cambios consultar con EL MÉDICO DE FAMILIA.
– LAS CONSULTAS ESPECIALIZADAS DEBEN HACERSE CUANDO SE HA CONFIRMADO REALMENTE EL PROBLEMA ALIMENTARIO.
– Tratar el tema con tranquilidad y sin presiones en el ámbito familiar.
– Si existiera duda, lo mejor es consultar. ¡¡¡ PERO SIEMPRE, EN PRIMER LUGAR, CON EL MÉDICO DE FAMILIA!!!