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Joaquín Díaz Atienza
La encopresis como síntoma
Hablamos de encopresis cuando un niño/a con edad apropiada para controlar los esfínteres, se defeca en lugares no apropiados. El término encopresis fue introducido por primera vez en 1926 por Weissenberg, aunque ya se había descrito clínicamente en el siglo XIX.
Cuando un niño no ha controlado el esfínter anal después de los tres años a tres años y medio (el límite de edad en el DSM 5 1 es de 4 años) decimos que padece de una encopresis primaria. En este supuesto, se precisa de exámenes médicos complementarios que descarten alguna patología médica (Tabla 1).
Pero el objeto de este post son las encopresis secundarias. Es decir, el niño ha controlado previamente y, de pronto, comienza de nuevo a hacerse caca fueran del water, en sitios inapropiados y que, según el DSM 5, se debería presentar al menos un episodio al mes durante tres meses. Lo habitual es que sean varias veces por semana , incluso al día.
La encopresis nocturna, es tan infrecuente que algunos autores no la reconocen. Lo habitual es que el niño ( la ratio niño/a es de 3: 1) suela presentar los episodios a la misma hora y en los mismos lugares, incluso en el colegio, “defecación involuntaria escolar”).
Hoy normalmente se clasifican en :
- Con estreñimiento e incontinencia por desbordamiento.
- Sin estreñimiento e incontinencia por desbordamiento.
No me gusta la palabra “con/sin estreñimiento” porque realmente el mecanismo es diferente. Lo que se produce es una retención voluntaria que incluso puede dar lugar a fecalomas en el sigma y producir un megacolon. Si estos son excesivamente voluminosos producen la retención por obstrucción parcial.
La inmensa mayoría de los niños suelen ocultarlo, siendo descubierta por el mal olor de las heces. Cuando los padres descubren el problema, hay tres tipos de reacciones por parte de los hijos: la ansiosa, es niño se angustia y se siente arrepentido y culpable. La perversa, el niño se siente satisfecho, incluso contento y toma una actitud claramente desafiante y agresiva. Por último, la pasiva, no experimenta ninguna reacción, ni de agrado ni de desagrado. Es como si le diera absolutamente lo mismo.
No es raro encontrarnos con todo un ritual alrededor de la conducta encoprética: el niño suele buscar su sitio, más o menos a la misma hora, tanto para defecar como para apretar intensamente para impedir que la heces salgan. Son las encopresis retentivas.
¿Qué rasgos temperamentales nos encontramos en estos niños?
No se ha descrito un perfil psicológico único. Pueden ser niños con una clara inmadurez socioemocional, ansiosos, con síntomas afectivos, o bien claramente agresivos, desafiantes, egoístas, “mandones”, que toleran mal los contratiempos y frustraciones.
Sin embargo, es importante delimitar claramente el perfil psicológico, ya que la encopresis “no suele venir sola”. Lo habitual es que sea el síntoma de un inmenso sufrimiento psicológico (tabla 1) cuya causa hay que delimitar para poder implementar el tratamiento oportuno.
También se han descrito familias.
Normalmente, ante madres excesiva y obsesivamente exigentes e intrusivas y controladoras con su hijos, lo más probable es que no encontremos con una encopresis retentiva. Algunos autores, la interpretan como un signo de protesta del niño antes las presiones de la madre.
Por el contrario, también nos encontramos con madres algo negligentes, que atienden emocionalmente poco a su hijo y con padres ausentes, con poca o nula implicación en la educación y cuidados de los hijos.
Y por último , a veces no encontramos nada especial en el ámbito familiar
El tratamiento, dependiendo de la causa, será psicoterapéutico individual y familiar. O simplemente entrenamiento con economía de fichas. Todo dependerá de cada caso en concreto.
Normalmente ceden con el tiempo, en lo referente a la encopresis, aunque es preocupante la evolución emocional de los pacientes. Dependerá de la idoneidad de nuestra intervención.
- Manual de Diagnóstico Estadístico 5 versión[↩]