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Hay profesores y alumnos a los que uno tiene que admirar. Profesores que no trabajan en base a recompensas materiales y alumnos en la senda de la autosuperación y el esfuerzo
Deben existir unas convicciones personales y vocacionales muy profundas para que algunos profesores, después de que todos los compañeros comienzan sus vacaciones de verano, ellos continúen apoyando a sus alumnos y alumnas con la finalidad de que superen el curso. También sorprende esperanzadoramente como hay alumnos y alumnas que están por superarse a sí mismos y dar de sí lo que a nivel institucional, por pura burocracia educativa, no se lo permiten. Hay alumnos, en definitiva, que rompen los tópicos sociales sobre el que suspende : que es un vago o que le falta inteligencia. El sistema es incuestionable.
Escribo esto porque, sin ser pedagogo, vivo la escolaridad y sus consecuencias positivas o negativas desde muy cerca. De hecho, hoy deseo escribir brevemente sobre dos experiencias escolares absolutamente antagónicas: una, describe cómo la rigidez burocrática de la administración educativa andaluza, en concreto almeriense, es capaz de situarse por encima del futuro, como persona, de un alumno a pesar de que, tanto los profesionales de la salud, como los que le atienden psicopedagógicamente, conociendo profundamente al alumno desde infantil, indican que las medidas que tomará la administración destruirán todo lo que ha constado años en ir construyendo con indescriptible dificultad y sacrificio de todos.
La otra, es la antítesis de lo anterior. Cómo hay profesores que, quitándose altruistamente días de sus vacaciones, dedican un tiempo suplementario para que sus alumnos y alumnas, que no han conseguido los objetivos durante el curso, puedan hacer ese esfuerzo extraescolar para conseguirlo. Pero, aún más, esta experiencia no solo es estrictamente académica en sus objetivos, como se verá más adelante.
El caso almeriense
Se describirá de tal forma que podamos mantener el anonimato . Se trata de un niño al que conozco desde la edad de cuatro años con un trastorno conductual y emocional tan grave que ha necesitado de múltiples tratamientos: neurolépticos, estimulantes, antidepresivos, hospital de día, psicoterapia individual y familiar, apoyo escolar con intervención por parte de los equipos de orientación escolar todos los cursos. Tan abigarrado ha sido su comportamiento, que se le han llegado a realizar múltiples diagnósticos a lo largo de la escolaridad: TDAH, Trastorno Disocial de la Conducta, Trastorno del Espectro Autista, Disregulación Emocional Disruptiva etc… Las dificultades conductuales las presentaba, tanto durante las actividades escolares, como extraescolares y las realizadas con grupos de iguales sin relación con el centro escolar. En cuanto a su inteligencia, es media -superior.
Creo que tanto por la madurez socioemocional que va experimentado con la edad, como por el trabajo que se ha venido realizando, finalmente se ha conseguido un cierto nivel de adaptación en el centro escolar, experimentado fundamentalmente por la mejoría en cuanto a la aceptación por parte de sus iguales. Hasta este momento, siempre había sido rechazado (de las que hay imágenes que así lo confirman). Tal ha sido la gravedad, que ha necesitado de un monitor permanente en el colegio. Estas mejorías, no solo han sido constatadas en el colegio, sino también en una asociación a la que asiste desde preescolar. Sin embargo, esta mejoría es sumamente precaria, como se ha demostrado durante el campamento al que se ha enviado este verano.
Pues bien, la administración decide contra todo criterio, cambiarlo a un centro masificado y en donde no conoce a nadie. Esto que podría parecer de escasa importancia, en este alumno es fundamental, porque la mayoría de los problemas graves de conducta obedecen a sus miedos, a su inseguridad cuando se encuentra entre desconocidos, a no ser aceptado debido a su incapacidad para relacionarse socialmente con normalidad. Cuando una situación social le supera, reacciona con provocaciones, agresiones, insultos y conductas desafiantes que a su vez generan en los compañeros y adultos un rechazo que él no entiende en su totalidad.
Mi pregunta es ¿por qué esa decisión de la administración?, ¿para qué necesita a sus equipos técnicos si, finalmente , lo que determinan las decisiones son criterios puramente burocráticos?. Creo que no estaría mal humanizar/personalizar un poco los centros escolares, poner en valor los criterios psicopedagógicos que establezcan los profesionales de los equipos de orientación, que sus decisiones se tengan en cuenta a la hora de tomar medidas académicas y administrativas, lo que, no solo evitaría conducir al fracaso personal a un número significativo de alumnos y alumnas, sino también que el resto de la comunidad escolar no tenga que sufrir las consecuencias de unas decisiones erróneas
Otra visión de la pedagogía
Decía Lorenzo Milani, conocido pedagogo italiano, que la escuela no debería producir repetidores si dispone de los medios y de la práctica indicada para cada alumno. Cuando alguno de sus alumnos se rezagaba en su aprendizaje proponía la doposcuola, en definitiva más tiempo dedicado en exclusiva para ese alumno, incluso fuera de lo que era el horario escolar establecido. Lorenzo Milani creía profundamente que gran parte del fracaso escolar se debía al sistema educativo , al que consideraba injusto y clasista. Por ello, el se proponía como objetivo conseguir que el alumno interiorice su propia capacidad de superación y de logro de objetivos. Y deseaba conseguirlo a través del conocimiento, de la cultura. La doposcuola, no es más que la ampliación del tiempo necesario para que aquellos que presentan más dificultades consigan superarlas. En definitiva una pedagogía adaptada al alumno , a sus necesidades y fortalezas.
La experiencia que describo a continuación me recuerda a la labor emprendida por los grandes pedagogos humanistas de la historia, sea Juan Bosco, Lorenzo Milani, José de Calasanz o Marcelino Champagnac . Todos ellos empeñados, mientras vivieron, en el desarrollo de una pedagogía para la liberación del hombre a través del conocimiento y dirigida a los más necesitados.
La experiencia que describo es de mayor alcance que las clases de recuperación , ya que no se limita a que los alumnos y alumnas recuperen aquellas asignaturas que no han podido aprobar durante el curso. Aquí se pretende que el alumno adquiera conocimientos académicos, aprenda a valorarse positivamente, a convivir sabiendo superar los conflictos y a gestionar las necesidades básicas para la vida.
¿Qué quiere decir todo esto?. Lo describiré con algo más de detalle.
El colegio. No hay colegio. Los alumnos y las alumnas del programa habitan un lugar no dedicado a la enseñanza y apartado de sus domicilios habituales. Ellos mismos han acondicionado el sitio en donde convivirán intensamente profesor y alumnos: mesas, material didáctico e informático para el estudio; colchones inflables y sus propias sábanas o sacos para dormir ; lo necesario para hacer la comida y la propia colada. No hay TV.
- Unos alumnos que no han superado académicamente el curso, algunos presentan problemas de convivencia, otros de motivación, otros con carencias importantes relacionadas con las técnicas y hábitos de estudio. Otros con trastornos específicos del aprendizaje. Otros con familias desestructuradas.
- El profesor. Un hombre vocacional, con un inmenso cariño por sus alumnos y alumnas a los que ya ha tenido durante el curso escolar. Totalmente entregado, no tiene horarios. Los conoce como personas, los quiere y respeta, sabe cuáles son sus dificultades, tanto en cuanto al aprendizaje como personales y familiares. También conoce sus fortalezas.
Un Proyecto. Va más allá de que “aprueben” las asignaturas. Si fuera ese su único objetivo, no tendría sentido tanta logística. Aquí se trabaja intensamente lo académico, la convivencia que facilite el aprendizaje de habilidades sociales, el compañerismo, la inteligencia emocional, el respeto y la tolerancia . Se da sentido al esfuerzo y al sacrificio personal. Se trabaja la superación del estigma de “alumnos de apoyo”, estigma que tan profundamente arraigado está en la comunidad escolar y que tantas oportunidades ha destruido . Un estigma que nace en la propia escuela y entre los familiares.
Un proyecto asequible a los que carecen de medios económicos para seguir los habituales programas de recuperación que ofertan algunos colegios privados y que se quedan en lo puramente académico.
Un proyecto que trabaja la autogestión y la autonomía de los alumnos: horario de trabajo escolar, reparto de tareas para mantener las condiciones de hábitat y alimentación: la limpieza, la comida, la compra de alimentos, la colada. Un proyecto que también contempla actividades recreativas durante los periodos de descanso.
Admiro profundamente esta iniciativa. Sin embargo, se me pide no dar nombres, ni puedo decir dónde se realiza, aunque con las ganas me quedo, porque esta actividad totalmente altruista no debería quedar en el anonimato. Pero debo respetar lo que se me pide.
Necesitamos a personas tan “excéntricas”, tan poco “normales” como tú y tu compañera. Así es como se construye la convivencia, la tolerancia, la igualdad y la paz en la sociedad.