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En el tema de la transexualidad hemos pasado de “negarlo” a sobredimensionarlo
Acabo de leer un artículo en el Diario de León con el titular: “El Hospital de León sólo diagnostica como ‘trans’ un caso de cinco en tres años”. haciendo una crítica en cuanto a las carencias que presenta la Comunidad Castellano-leonesa en recursos para atender esta creciente demanda, aunque con diferencias significativas según la provincia.Prevalencia de la disforia de género
Lo primero que debemos resaltar, cuando se habla de la prevalencia respecto a un determinado problema de salud, son el número de casos presentes en una comunidad. Para ello, se deben realizar los estudios pertinentes.
De modo que podamos entender el término prevalencia, adelanto que existen, básicamente, dos tipos de prevalencia: la asistida (se calcula según el número de casos atendidos, en este caso de transexuales o disforia de género, en relación a las demás patologías. Ej. Podríamos decir que el 5% de los casos atendidos por problemas de salud son diabetes. Por tanto, la prevalencia asistida para la diabetes es del 5% de todos los problemas de salud.) y la prevalencia en la comunidad, asistida o no, y que la conocemos a través de estudios epidemiológicos comunitarios o de campo. Su procedimiento es caro, y cuanto menor es la prevalencia, mayor es su encarecimiento, debido a las grandes muestras de la población general que se necesita. Además, no solo es suficiente con la sospecha o screenig a través de un cuestionario, sino que después debemos realizar una segunda etapa en donde se confirma el diagnóstico a través de entrevistas personalizadas.
Esto viene a colación porque creo que con demasiada frecuencia se habla de prevalencia sin que existan los estudios de prevalencia que la confirmen. Por ejemplo, en el artículo se afirma que uno de cada 10.000 personas en España es transexual, afirmación totalmente incorrecta ya que, por un lado, en España que yo tenga conocimiento no hay estudios de prevalencia en población general, siendo este dato extraído de estudios realizados en otros países.
Así tenemos que, según los resultados de un meta-análisis realizado por Lindsay Collin y cols. 1 nos hablan de una prevalencia de 9,2 casos por 100.000 niños, adolescentes y adultos, con un intervalo de confianza del 95% . Este dato se aproxima al 1 por 10.000 que refiere el artículo, aunque son cifras no extrapolables a España. Si las damos por ciertas y las extrapolamos a León, capital y provincia, tendríamos que en una población 473.604 habitantes, habría 47, 360 transexuales.
Si nos atenemos a la población menor de 18 años en León, según los datos demográficos del 2015, habría 62,364 entre hombres y mujeres. Si utilizamos los datos de la investigación realizada por Kenneth J. Zucker, 2 la prevalencia asistida estaría entre 0,5 y 1,3%. El número de pacientes atendidos por pediatría, como primera consulta, han sido 22. 941 aproximadamente, si consideramos una prevalencia asistida del 1,3% (máxima, según Zucker), la prevalencia asistida en León debería ser del 0,3% , lo que traducido en frecuencias absolutas, en León capital y provincia, en un año se tendrían que haber producido 0, 0 6 consultas por disforia de género en pacientes menores de 18 años, es decir de cada 1000 consultas, 6 casos y por cada 100 vistas, 60 casos de disforia de género, cifra que sería aún mayor, ya que se debe ajustar por el tramo de edad de pacientes mayores de 14 años, que son atendidos por el médico de familia.
Ante estos datos que cada uno piense lo que quiera. A mí personalmente me parecen exageradas.
Demora en el diagnóstico
La identidad sexual es el resultado de la acción entre variables ambientales y neurobiológicas que comienza desde el mismo momento de la fecundación y siguen distintos caminos en función de la educación y de la exposición a factores epigenéticos y endocrinos a lo largo del desarrollo . Es por ello que su consolidación definitiva no suele presentarse hasta la pubertad y/o primera etapa de la adolescencia, aunque existen casos aislados que podría confirmarse más precozmente..
De otra parte, no todos los casos que, en principio, pueden ser catalogados de transgénero, se van a mantener durante todo el desarrollo, existiendo alrededor de un 30% que, finalmente, su identidad de género será congruente con su sexo biológico. Como se comprenderá, los profesionales, teniendo en cuenta el bien del menor, deben ser precavidos y actuar en el momento necesario en la dirección más conveniente para el niño/a con problemas de identidad. Creo que la prudencia, a la luz de los conocimientos actuales, debe primar sobre las presiones ideológicas.
Finalmente, cuando un niño/a consulta por un problema de disforia de género, no siempre, clínicamente hablando, la situación es tan neta como para dar una orientación en la línea de los protocolos orientados al cambio de género. Lo normal es que, sea por el sufrimiento del paciente relacionado con su identidad, sea por porque es frecuente encontrarnos con otras comorbilidades paidopsiquiátricas, el diagnóstico se demore hasta estar seguros que la decisión tomada es la más beneficiosa. De aquí que, en principio, suela existir esa demora entre seis meses y dos años, entre la consulta y el diagnóstico definitivo.
NO TODOS LOS CASOS SON IGUALES Y, POR TANTO, PUEDEN RESOLVERSE DE LA MISMA FORMA.
Footnotes
- 1. Lindsay Collin y cols. Prevalence of Transgender Depends on the “Case” Definition: A Systematic Review.J Sex Med. 2016 Apr;13(4):613-26. doi: 10.1016/j.jsxm.2016.02.001.
- Kenneth J. Zucker y cols.Epidemiology of gender dysphoria and transgender identity.Sexual Health, 2017, 14, 404–411 . https://doi.org/10.1071/SH17067