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La eutanasia, un tema controvertido desde el punto de vista ético, que una sociedad plural, aconfesional y democrática debe abordar
Cuando una palabra resulta impactante debido a sus connotaciones negativas solemos cambiarla o asociarla a otra de menor impacto ético o emocional. Hoy escuchamos indistintamente las palabras muerte digna y eutanasia, aunque no sea lo mismo. Sin embargo, a pesar de poseer un campo semántico diferente, la una nos evoca a la otra. No podemos dejar de pensar en la eutanasia cuando escuchamos la expresión «una muerte digna» y viceversa.
La opinión pública, en su inmensa mayoría, se muestra a favor de una muerte digna y de la aplicación de la eutanasia en casos de sufrimiento intenso, sin posibilidad de tratamiento eficaz, y ante el final de la vida (terminal). Otra cosa bien distinta, es el suicidio asistido en los casos en los que no existe una situación terminal. Aquí la opinión es mucho menos unánime, existiendo mayor diversidad de opiniones.
Cada vez son más los países que han despenalizado la eutanasia, habiendo desarrollado una normativa reguladora bastante parecida: voluntariedad, lucidez del solicitante, y ante situaciones vitales concretas. Todas las legislaciones partieron en su desarrollo de un respeto absoluto a la autonomía y voluntariedad del paciente. Sin embargo, en los países con una larga trayectoria en su despenalización, como Holanda y Bélgica, se han dado algunos casos en donde no se han cumplido los requisitos, ni de autonomía ni de voluntariedad, siendo este el gran temor que arguyen los que se muestran en contra y que alimentan la conocida «pendiente resbaladiza» .
En este artículo deseo reflexionar sobre, si la más que probable despenalización de la eutanasia que decidirá el Parlamento, nos llevará en un futuro próximo a la despenalización de la eutanasia en menores de edad. Veamos:
Eutanasia infantil, infanticidio, eugenesia.
Bélgica fue el primer país del mundo en despenalizar la eutanasia en menores de edad (ley de 28 de febrero de 2014 que modificaba la ley de mayo de 2002). En ella se dice que el médico no incurrirá en infracción legal cuando se realice la eutanasia voluntaria en un menor de edad dotado » de la capacidad de discernimiento». Esta capacidad deberá ser evaluada por un psiquiatra infantil o un psicólogo, a los que se les proporcionará toda la documentación clínica disponible, debiendo informar por escrito y firmado el contenido de su resolución, tanto a los padres, como al staff médico.
Si la resolución fuera favorable, tanto los padres como el menor deberán presentar por escrito la demanda de eutanasia. Solo se podrá aplicar en situaciones en las que el menor se encuentra «en una situación médica sin retorno, de sufrimiento físico constante e insoportable y que no puede ser aliviado», además, «que conlleve una muerte en breve tiempo, debido a una afección accidental o patología grave e incurable». La ley recoge la oferta de ayuda psicológica a los padres durante y después de la aplicación de la eutanasia.
Hay otros países como, Colombia, Canadá y Holanda que, si bien no tienen aún regulada la eutanasia para niños ( en Holanda, para menores de 12 años), en la actualidad hay una demanda muy fuerte a favor por parte de las Asociaciones de Pediatría de los respectivos países. Hay que resaltar, que si bien no se ha articulado una ley específica, si que se están produciendo casos de eutanasia en caso concretos, tras demandas ante los tribunales por parte de los padres.
El caso de Holanda es algo atípico, ya que, si bien no tiene regulada por ley la eutanasia infantil, sí que está vigente el Protocolo de Gröningen de 2005. ¿En qué consiste?
El Protocolo de Gröningen, es la práctica de la eutanasia en recién nacidos con «graves malformaciones». En mi opinión, es la aplicación en el siglo XXI de lo que ya hacía el mundo clásico griego y romano. Fue la moral cristiana la que suspendió la práctica de matar a los recién nacidos y a niños con graves alteraciones en su salud general. En definitiva, el rechazo que sentimos a la hora de matar a los niños pequeños que, debido a sus malformaciones o falta de salud, serán una carga para la sociedad, se debe a la moral cristiana. Considero que este protocolo, independientemente de las condiciones reguladoras para su aplicación, van de la mano del infanticidio y de la eugenesia, aunque dejo a criterio del que lea este artículo, que sea él el que obtenga su propia opinión.
¿Qué requisitos exige el Protocolo de Gröningen?
- Que el recién nacido padezca un sufrimiento insoportable y que no haya posibilidades de mejora.
- El diagnóstico y el pronóstico sean ciertos y además estar refrendados por un facultativo independiente.
- Los padres deben dar su consentimiento informado.
- Que el procedimiento eutanásico se lleve a cabo según el criterio aceptado por el médico.
- Que se facilite toda la documentación clínica en la que se ha sustentado la decisión eutanásica.
- En la petición de eutanasia debe constar todos lo referido a personal implicado, el dónde, el cuándo y los intervinientes en el proceso.
- Descripción exhaustiva del procedimiento, incluyendo los fármacos que puedan utilizarse.
¿A quiénes se les puede aplicar el protocolo de Gröningen?
- Recién nacidos con una muerte segura poco después del parto, aunque se apliquen todos los medios disponibles.
- Recién nacidos que requieran cuidados intensivos para sobrevivir y que, además, su calidad de vida futura y de recuperación sean muy bajas.
- Recién nacidos con un mal pronóstico vital y sufrimiento insoportable, aunque no sean necesarios los cuidados intensivos para su supervivencia.
Las críticas que se le realizan a este protocolo son varias. La primera, es que el concepto de calidad de vida en el que se sustenta, es bastante ambiguo y de evaluación escasamente objetiva. El segundo lugar, abre la puerta al infanticidio, ya que hay padres temerosos a la hora de hacerse cargo de un niño con anomalías tan graves y la demandarían. El tercer lugar, con los recursos de la medicina del siglo XXI, ¿cómo medir objetivamente el concepto de «sufrimiento insoportable»?.
Conclusión
Estoy convencido de que el próximo paso, una vez despenalizada la eutanasia en el adulto, será la eutanasia infantil; que existen demasiados casos en donde la decisión de los padres no es un requisito imprescindible (caso de Alfie, por ejemplo, aunque existen una cantidad considerable), por lo que los legisladores debería tener en cuenta cómo articular la guardia y custodia de los padres y los intereses de otros tipo (por ejemplo economicistas) a la hora de la toma de decisiones . Me preocupa, igualmente, el cómo regulará la ley las penas a los que la infrinjan.
De todas formas, yo propugno unos cuidados paliativos en igual de oportunidad para todos y con los recursos necesarios para todos los niños y niñas que los necesiten, antes que utilizar la eutanasia como un recurso vicariante. Una muerte diga es exigible, por simple dignidad del ser humano. Pero a ella se puede llegar sin necesidad de eutanasia. Esto me preocupa especialmente en la infancia y la adolescencia porque la autonomía, la voluntariedad y la capacidad de discernimiento, no siempre están claras.