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Rodriguez Zapatero y Pedro Sánchez, militantes antifranquistas desde su infancia, han realizado el milagro de resucitar a Francisco Franco, muerto en 1975
Desde mi adolescencia1 participé en actividades antifranquistas, primero con el Partido Comunista de España (PCE) en el exilio, durante una estancia en Sindelfingen (Alemania) e interrumpidas hasta el inicio del servicio militar en San Fernando (Cádiz) en la Armada Española. Hablamos del año 1971. Durante el servicio militar participé activamente en una célula del PCE. Realizábamos tareas de propaganda política utilizando la captación individual entre nuestros compañeros y la publicación de una revista en el cuartel a la que le pusimos en nombre de “Vigía” . Se creó un grupo de apoyo para los nuevos reclutas que venían con antecedentes políticos y a los que informábamos de los compañeros que pertenecían al servicio de información y que, no solo vigilaban el consumo de drogas entre los marineros, sino también a obtener información de los incorporados a filas con antecedentes políticos que, a su vez, pasaban a la Brigada Político – Social. Recuerdo expresamente a Plácido Fernández-Viagas Bartolomé, condenado por sus manifestaciones durante el Proceso de Burgos, marxista-leninista en aquel tiempo y vigilado por “la social”. Todos conocemos su carrera como magistrado y su participación en los gobiernos del PSOE en Andalucía.
Posteriormente, una vez finalizado el servicio militar, milité en la Joven Guardia Roja (movimiento juvenil del Partido del Trabajo de España), un movimiento marxista-leninista – maoísta. Hay que dejar claro que los únicos movimientos activos antifranquistas pertenecían al movimiento comunista en cualquiera de sus corrientes. El socialismo estaba disfrutando de su exilio en Touluse (Francia) en la Rue du Taur y con los que colaboré, posteriormente, durante mis estancia en Touluse en 1982 con Máximo Rodriguez.
Así continúe, llegó la democracia y comenzó el pasteleo. Aquellos que luchamos contra el franquismo se fueron afiliando a partidos, casi muertos mientras vivió Franco, aunque con muy buenas expectativas del futuro. Uno de ellos fue el PSOE, en donde desembarcaron prácticamente todos los “comunistas de entonces”, especialmente a partir de la victoria socialista en 1982.. El PSOE del interior no tenía bases organizadas y se vio en la necesidad de acoger a los comunistas de la clandestinidad y a los “nuevos socialistas” que, hasta la llegada de la democracia, habían saludado brazo en alto al Franquismo.
José Luis Rodríguez Zapatero, resucita a Franco.
El ex – presidente del gobierno se afilió a la Juventudes Socialistas en 1979, a saber, con 19 años. Poco luchó contra el franquismo, ni por edad, y porque su vocación política se despierta a raíz de un mitin de Felipe González en 1976. Franco murió en 1975.
Sin embargo, cuando llega a la presidencia del gobierno, elabora y pone en marcha la Ley de Memoria Histórica, interrumpiendo la paz de la mayoría de los antifranquistas que, a estas alturas, ya habíamos olvidado mayoritariamente a Franco.
Esta ley ha generado unas necesidades de revancha peligrosa entre la juventud que jamás conoció al dictador y del que tienen una idea absolutamente sesgada e intencionadamente manipulada, producto de una propaganda que ha reinventado la Historia. Zapatero, y los que apoyan Ley de Memoria Histórica, dibujan a un dictador culpable de crímenes horrendos y silencian los igualmente horrendos crímenes de la izquierda de la 2ª República. Un maniqueísmo de buenos (los republicanos) y malos (el resto de las fuerzas políticas). Ignoran intencionadamente el pucherazo electoral del Frente Popular en 1936.
Este mensaje propagandístico maniqueo adquiere cada vez mayor relevancia entre los jóvenes, aunque especialmente entre los separatista en general y los antimonárquicos. En definitiva, es una instrumentalización política al servicio de todos aquellos que se empeñan en implementar la república, o bien en desmembrar a España y transformarla en una república de “Nación de Naciones” o Confederación asimétrica, con grandes desigualdades económicas entre ellas. En definitiva, las CCAA ricas quieren seguir siendo ricas a costa de mantener unos privilegios que han “endemizado” la pobreza de aquellas que siempre han sido pobres.
Pedro Sánchez mantiene el milagro de mantener vivo a Franco y, por ahora, no piensa morirse
Pedro Sánchez Pérez-Castejón, actual Presidente del Gobierno, nace el 1972. Su militancia política en el PSOE se inicia en 1993. Con estos datos biográficos pretendo resaltar el “significativo antifranquismo de Sánchez”. Si Rodriguez Zapatero resucitó a Franco, Pedro Sánchez tiene la imperiosa necesidad de mantenerlo vivo porque desea ser protagonista de su nuevo entierro. Nos describen a un Francisco Franco en parte real y en parte caricaturalmente demonizado, un criminal que la historia no le ha hecho justica y él desea erigirse en el juez de un nuevo Nüremberg, en el justiciero vengador que la gran mayoría de los españoles ya no necesitaban.
Por edad, el presidente, es un ignorante práctico de todo lo que vivimos los antifranquistas militantes y a los que nos comprometimos durante la transición, pensando más en la necesidad de pasar página, cerrar heridas y centrarnos en España como país, construir una convivencia pacífica entre los que sufrimos las tropelías de régimen franquista y aquellos que las habían infringido.
Sin embargo, Pedro Sánchez, sigue pensando que lo hicimos muy mal, que la venganza es necesaria, aunque para ellos la historia empezara en 1939 y no en 1931 y, muy especialmente, en 1933 – 1935 con el denominado Bienio Negro y todos los atentados contra la libertad política, incluyendo los crímenes políticos y religiosos y con su culminación en el pucherazo electoral del 1936.
Por ello, le pediría a nuestros actuales gobernantes que se ocupen de los auténticos problemas de nuestra democracia y que dejen a Franco en paz. Franco murió y se establecieron las bases políticas para una convivencia pacífica que hoy está en grave peligro por el empeño de Pedro Sánchez y los separatistas de mantenerlo vivo con la única finalidad de entretener al personal con asuntos olvidados, en tanto van colaborando en la desmembración de España, una España que agoniza.
Footnotes
- Tengo 67 años, a 2 meses de los 68. Nací en el seno de una familia de izquierdas. Mi padre estuvo en la zona roja, sufrió los contratiempos de un campo de concentración y tuvo que soportar los dimes y diretes de los vencedores durante bastante tiempo. Cesaron ante la bondad de un hombre singular dedicado plenamente al trabajo y a la familia. Me crié escuchando Radio Pirenaica en onda corta junto a mi padre a altas horas de la madrugada, a escondidas y pendientes de que la Guardia Civil no nos descubriera. A pesa r de ello, nunca me quiso hablar de la Guerra Civil en la que participó desde el inicio. Nunca me habló ni bien ni mal de sus actividades durante la misma. Solo recuerdo su sufrimiento por haber dejado a su madre sola para poder salvar su vida cuando tuvo que huir hasta Motril en donde estaba el frente de la república.