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Vilobí d’Onyar, otro ejemplo de lo que nunca se debería hacer frente a los abusos sexuales a la infancia en general, y de los clérigos en particular
Tomás Pons fue el rector de la parroquia San Esteban en el pueblo gerundense Viloví de Oñar (Vilobí d’Onyar) durante 33 años. Agregado al Opus Dei, también ejerció como guía espiritual en el colegio Bello Lugar (Bell Lloc) perteneciente a la Prelatura.
Por las denuncias que se están presentando, los abusos sexuales, tanto en la parroquia, como en el colegio, se han producido desde el inicio de su labor espiritual y pastoral. De momento es un goteo de denuncias, aunque el pueblo ya sospechaba con fundamento de la pederastia de Tomás Pons. Es una comunidad pequeña “y todo el mundo se conoce”.
Actitud de la jerarquía
Según comentan, acogía a los niños en su casa y allí cometía los abusos. Debido al escándalo de los vecinos, dos alcaldes pidieron explicaciones a la curia, sin que se tomaran medidas. De hecho, Tomás Pons siguió ejerciendo como párroco durante 20 años más depués de la primera denuncia.
El primero de los alcaldes que pone en conocimiento de la curia los abusos fue José María Vidal en la década de los 70. El obispo de Gerona era Narciso Jubany Aranau, futuro arzobispo de Barcelona y nombrado cardenal en 1973 por Pablo VI. Le sustituye en Gerona el obispo Jaime Comprodon Rovira. Tampoco este obispo hizo nada, a pesar de recibir la queja/denuncia del segundo alcalde, Ramón Rovira, que pone en conocimiento de la curia los abusos de Tomás Pons en la década de los 80.
Lo más sorprendente de este caso, y algo que parece habitual en las diócesis catalanas, (ya iremos viendo en cuántas más), es que no existe ningún documento relacionado con las denuncias. ¿Quién o quiénes han hecho desaparecer la documentación?. Más sorprendente aún es que en el mes de diciembre de 2018 haya vuelto al pueblo, aunque sea de visita, lo que parece una provocación o un acto de inconciencia.
De todas formas, Tomás Pons, aunque inicialmente admitió los abusos que ahora niega, ya sabe finalmente el por qué de esta persecución: “son cosas del demonio” y porque “soy del Opus”.
Continuamos en Barcelona…