Visitas: 14
Ya son nueve las denuncias de abusos sexuales en la Abadía de Montserrat, icono del catolicismo independentista
Abadía Benedictina de Montserrat
Montserrat es un centro religioso emblemático para todos los catalanes y del catalanismo, independentista, o no. Un centro intelectual en donde se han ido configurando las ideas más rupturistas con la sociedad española desde finales de los años 60 en adelante. Son conocidas la homilías absolutamente politizadas y xenófobas de su actual abad José María Soler llamando a la sublevación frente al tirano y antidemocrático Estado Español. También ha sido la avanzadilla en la secularización de la fe católica, transformando la doctrina católica en un libelo que absolutamente nada tienen que ver con la concordia del evangelio.
José María Soler, ese maestro en soflamas independentistas, no cuidó de que los niños y adolescentes que acudían a los scouts de Montserrat fueran protegidos del perverso pederasta homofíico Andrés Soler, uno de sus fundadores, que abusaba sexualmente de ellos, bajo el paraguas de la ley del silencio, de la omertá mafiosa de la comunidad de religiosa benedictina. Más aún, en honor de su “encomiable” labor con la juventud la Abadía de Montserrat edita en 2007 un libro, “L’escoltisme i Montserrat“ escrito por el pederasta y prologado por el corrupto y racista Jorge Pujol, ex -presidente de la Generalidad de Cataluña. Una insultante apología a la encomiable labor durante 40 años de un pederasta.
Víctimas de Andrés Soler
Son ya nueve las denuncias de víctimas presentadas a este depravado que les decía a sus víctimas “eyaculo para darte el Cuerpo de Cristo”. Esto no ha terminado, porque denunciar es difícil para las víctimas. La mente humana se defiende frente a los grandes traumas intentado “encapsular” los recuerdos de una experiencias que continúan produciendo un profundo, y muchas veces irreversible, daño sobre la personalidad de la víctima.
Miguel Hurtado, psiquiatra infantil, fue la primera víctima en denunciar los abusos. Se inscribe en los scouts de la abadía a finales de los 90. Tenía 15 años. Una vez al mes pernoctaban en una residencia acondicionada con literas. Era allí en donde Andrés Soler con 65 años cometía los abusos. La situación se volvió insoportable para Miguel Hurtado, poniendo en conocimiento del monje José María Sanromán lo que estaba sucediendo. Este monje se lo comunica al abad Sebastián Bardolet que le promete le daría “un toque” a Andrés Soler.
Miguel Hurtado en 1999 estudia la selectividad y aprovecha esta circunstancias para no acudir a las reuniones de los scouts. Una vez aprobada, comienza medicina en la Universidad Autónoma de Barcelona. Comunica a su madre lo sucedido que muy afectada se lo comunica al nuevo abad, José María Soler. Este escribe al Miguel Hurtado pidiéndole que no denuncie los abusos y que han trasladado a Andrés Soler al monasterio de “El Milagro”.
Hurtado se concentra en su carrera. Sin embargo, ante la proyección de un programa en donde se trata el tema de los abusos, sufre una crisis psicológica que le obliga a pedir ayuda en la Fundación Vicky Bernadet. Conforme va resolviendo su crisis psicológica, coge las fuerzas suficientes para escribir al nuevo abad José María Soler para comunicarle que había estado en tratamiento y que pague los gastos del mismo. La abadía le abona 7.200 euros en pagos fraccionados y sin recibo justificativo con la finalidad de evitar el rastreo de Hacienda.
Posteriormente, se traslada a Madrid para realizar el MIR de psiquiatría. Estando haciendo la especialidad su padre muere en 2011. Busca en Internet para saber sobre Andrés Soler y descubre que en 2007 se publicó un libro homenaje a Miguel Soler que murió en 2008. Esto supone un profunda frustración en Miguel Hurtado que acude la Montserrat y entrega el dinero recibido a abad José María Soler. Este niega conocer la edición de libro y le promete que será retirado de las librerías y de la venta. Como pueden observar en la imagen, esto no es cierto. El libro apologético de la “encomiable” labor de Andrés Soler está a la venta, aunque en Amazon no esté disponible.
En la actualidad, Miguel Hurtado mantiene una lucha contra los abusos sexuales en la iglesia, ya sin fe y en colaboración con otras víctimas del pederasta Andrés Soler.
Ricardo Zamora, 55 años, es la segunda víctima que manifiestamente públicamente los abusos sexuales. Actualmente vive en Sabadell y confiesa que, si bien no le han quedado secuelas, desea dejar constancia de los mismos. En el tiempo en que Ricardo Zamora sufrió el abuso sexual, el abad era Cassià Just.
En 1978 sus padres lo enviaron a la abadía por problemas de conducta. Desde la primera noche, Andrés Soler se le metió en la cama. Ante lo sucedido se fuga de la abadía y cuando llega a su casa le dice a sus padres que “donde cojones lo habían enviado”.
J.R. Ramírez (Almería, 1955) a la edad de 15 años se entera de que en Montserrat necesitan jóvenes como mano de obra. Allí se marcha y desempeña su trabajo como friegaplatos, primero, y limpiando las mesas después. Acudió a la abadía desde 1970 a 1975.
Durante una noche de 1971 le tocó dormir con Andrés Soler, “se tiró toda la noche metiéndome mano”. A partir de entonces intentó por todos los medios no coincidir con el fraile y olvidar lo que le había sucedido.
Refiere que no ha sufrido secuelas, aunque nunca ha conseguido olvidar los abusos. Tampoco se explica que nadie tomara medidas porque lo que estaba sucediendo era conocido por todos, ellos veían lo que veía todo el mundo, refiere.
Agustín Bruach, la cuarta víctima que denuncia públicamente un intento de abuso sexual por parte de Andrés Soler. Refiere que quiso forzarlo, aunque finalmente consiguió zafarse de él.
Una quinta víctima, ha escrito al monasterio denunciando que él también sufrió abusos sexuales en los 70 por parte de Soler cuando pertenecía a los scouts del monasterio a la edad de 15 años. Y así hasta la novena denuncia, un caso que refleja fielmente el grado de psicopatía y depravación del fraile benedictino Andres Soler.
Raul P, la novena víctima.
Raul fue diagnosticado a los 13 años de un sarcoma de Ewing, cáncer muy agresivo que afecta a los huesos y que suele presentarse en la adolescencia. Estuvo durante dos años luchando frente a la incertidumbre de la vida y la muerte. Se le amputó una pierna. Su adolescencia se transformó en un calvario, tanto por el rechazo y mofas de algunos compañeros, como por el hecho de vivirse como un marginado dentro de su grupo etario. La situación de aislamiento y el sufrimiento ligado a las incapacidades propias de la amputación le causaron un depresión profunda que le llevó a un intento autolítico en día 31 de diciembre de 1986. Después de varios días en coma, la vida tenía que depararle aún más sufrimiento. Recién cumplidos 19 años , sus padres aconsejados por unos amigos, le presentan a Adrés Soler. Lo invita a una jornadas con los scouts que incluía pernoctación.
Esa misma noche, y siendo conocedor de los sufrimientos de Raul, intentó mantener relaciones sexuales completas con él, sin conseguirlo debido a la resistencia de Raul. Al día siguiente es recogido por sus padres y aquel episodio que no quiso comunicárselo a nadie, sí que fue el motivo de un segundo episodio depresivo que le llevó a un segundo intento autolítico.
Raul consiguió rehacer su vida. Actualmente casado y padre de una hija vive fuera de Cataluña. Sin embargo, no ha podido olvidar aquella experiencia que lo mantiene en una angustiosa situación de dudas sobre su identidad sexual, una secuela frecuente en aquellos niños o adolescentes que ha sido víctimas de abusos sexuales homofílicos.
CONCLUSIÒN
Los presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo se encuentran en Roma haciendo un acto público de constricción y propósito de la enmienda. Todos ellos, incluyendo al papa Francisco, eran conocedores de esta podredumbre y prefirieron comprar el silencio de las víctimas que intentar ayudarlas y poner en manos de la justicia civil a los responsables.
Ahora quieren convencernos de que esto ha llegado a su fin. Piden ¿perdón?, se dan golpes de pecho, pero yo no los creo. Creo más bien que intentan salvar a una institución que se hunde y, no solo por los abusos sexuales, sino también por otros múltiples escándalos financieros.
¿Cómo creer que se son sinceros cuando el mismo papa Francisco mantiene en sus puestos a personajes que ha montado orgías homosexuales en el propio Vaticano, consumidores de drogas, estafadores , malversadores de fondos que iban destinados a obras de caridad y fueron desviados a construirse lujosas viviendas?.
En estos días están construyendo un relato falso sobre lo sucedido, un relato que nos repetirán hasta la saciedad con la finalidad de reflotar la Barca de Pedro. De todas formas, espero estar equivocado, pero tal como se ha enfocado la reunión y por el guión propuesto, temo que no va a ser posible.