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Los dilemas que plantea el principio de justicia en situaciones de catástrofes, de guerra y pandemias.
Joaquín Díaz Atienza- Doctor en Medicina
Me he resistido a opinar sobre las decisiones que se están tomando en algunos hospitales o servicios de salud respecto a la utilización o no de la respiración asistida invasiva y sus implicaciones bioéticas. Tengo que confesar que , en parte, se debe al sentimiento agridulce que me produce el cómo se está manejado la situación asistencial y de gestión sanitaria. Agridulce porque he presenciado a unos servicios públicos – sanitarios, policía, UME, Guardia Civil y otros- actuando con unos medios absolutamente insuficientes, abandonados a su suerte frente a una pandemia que nos ataca insidiosa y globalmente. He visto como las personas más indefensas frente a esta pandemia, me refiero a la tercera edad, han sido las más desasistidas Por el contrario, también he visto, frente a la incompetencia de la inmensa mayoría de los que nos gobiernan, una explosión de solidaridad comunitaria digna de recordarla para siempre.
- La gestión política de la pandemia es realmente caótica. Decisiones con profundas repercusiones sobre el estado de salud poblacional tomadas tardíamente por intereses partidistas, gestión de compras de material sanitario fraudulentas, política informativa con profundos visos de manipulación, responsables políticos que incumplen las normas de protección y de justicia asistencial que se les exigen a los ciudadanos, la fragmentación en la toma de decisiones dependiendo de cada autonomía, la utilización del estado de alarma para tomar decisiones políticas que nada tienen que ver con el motivo que lo justificó, etc..
- La gestión epidemiológica con indicios claros de no ser científicamente correcta, sino adaptada a los deseos del gobierno, aunque con la “justificación” que nadie cree de que se siguen las recomendaciones de la OMS, un organismo que ha reaccionado a remolque de la evidencia epidemiológica y clínica. En nada se parecen las recomendaciones de la OMS de hace unos meses a las que recomienda actualmente. Se tenía la experiencia de China y la de Corea del Sur, tanto en los resultados preventivos de las medidas tomadas, como sus resultados respecto a la morbimortalidad y los mecanismo de contagio.
Cualquier manual de epidemiología nos dice cómo actuar frente al contagio en situaciones como las que estamos viviendo: detección precoz de los casos incidentes con la aplicación de test masivos para su confirmación diagnóstica y su aislamiento comunitario. Por ello, si conocemos que el contagio se produce en fases preclínicas de la infección, ¿por qué cometemos la irresponsabilidad de solo utilizarlos cuando aparecen los síntomas, incluso dependiendo de la gravedad?. Esta actitud irresponsable es la que ha contribuido, conjuntamente con el mantenimiento de diversas aglomeraciones de personas y el mantenimiento sin control del trasporte de viajeros desde zonas gravemente infectadas, a que se pase de la fase de contención a la de transmisión comunitaria o generalizada, con el correspondiente colapso de los servicios sanitarios y agotamiento de los agentes de salud participantes. Corea de Sur lo consiguió precisamente porque puso en marcha un screening generalizado para la detección precoz de casos incidentes y su consiguiente aislamiento.
Aspectos bioéticos relacionados con la pandemia.
- Los problemas éticos que se plantean en situaciones de catástrofe, escenarios bélicos y pandemias se refieren fundamentalmente a la escasez de recursos materiales y humanos. La demanda supera significativamente a los recursos disponibles. No es posible mantener indefinidamente los recursos que exige una pandemia, entre otras razones, porque nunca podremos anticiparnos con exactitud a las necesidades concretas. Por ello, solo nos queda evaluar las necesidades con la mayor precisión posible en base a datos epidemiológicos y la construcción teórica de diversos escenarios probables. En base a esta información, diseñar anticipadamente la mejor respuesta preventiva y asistencial posibles.
- Existen diversas aproximaciones a cómo actuar en situaciones de escasez de recursos. La corriente utilitarista, tal como se aplica en Gran Bretaña, Holanda y Bélgica, el dilema queda resuelto con facilidad. Solo podrán acceder a los recursos asistenciales disponibles los pacientes con mayores probabilidades de sobrevivir, así como con unas expectativa de vida más larga y con menor número de secuelas post-tratamiento. Por tanto, sus criterios de “triaje” serían la edad, la comorbilidad (demencia, retraso mental, otras enfermedades crónicas, etc.) y las expectativas de calidad de vida posteriores al alta.
- Sin embargo, desde una perspectiva principialista, el primer dilema en la gestión asistencial en situaciones extremas, es mantener el principio de justicia. Según este principio todos los paciente tiene el mismo derecho a ser tratados con igualdad de recursos y especialización. Obviamente, en una situación en donde no existen recursos para todos, hay que utilizar algún criterio para decidir quién es beneficiario y quién no de la utilización de los recursos terapéuticos que en otras circunstancias serían aplicables, y que incluso podrían salvarle la vida . Uno de los aspectos que contribuyen a la decisión es el hecho de que la respiración asistida invasiva y la sedación del paciente conllevan siempre el doble efecto: no es una intervención exenta de riesgos y/o secundarismos añadidos para la salud.
- En situaciones tan extremas como la descrita no podemos hablar de eutanasia si antes de la toma de decisión en el “triaje” se han contemplado todas las alternativas posibles:
- La opción de derivar pacientes a otros servicios de salud con los medios terapéuticos necesarios.
- La optimización de los medios disponibles, así como la posibilidad de retrotraer provisionalmente recursos de otras áreas asistenciales.
- Como criterio ineludible prevalecerá el principio de “las mejores expectativas de recuperación y con el menor número de secuelas”. La edad en sí misma, la existencia de otras comorbilidades del tipo que sean, no deben ser criterios determinantes en la toma de decisiones sin caer en una actitud discriminativa que va en contra de la dignidad humana. y del principio de justicia.
Hoy hemos recibido la noticia de que durante dos días consecutivos, la incidencia de casos se mantiene y que el número de defunciones se ha reducido. Buena noticia que debemos agradecer a los agentes de salud y todos aquellos que nos cuidan, así como a los ciudadanos que siguen las normas de aislamiento.