Probióticos y autismo - TEA

Prebióticos y probióticos en el tratamiento del autismo: mitos y realidades

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Evidencia científica y otras consideraciones en la utilización de prebióticos y probióticos en los Trastornos del Espectro Autista

Los Trastornos del Espectro Autista (TEA) son un conjunto diverso de trastornos del neurodesarrollo cuya característica patognomónica son las dificultades que presentan los pacientes en sus capacidades de comunicación y sociabilidad.

Precisamente, el hecho de que bajo la nomenclatura de los TEA existan problemas neuromadurativos diversos que no obedecen a una misma causa etiopatogénica, hace que debamos poner en cuestión cualquier tratamiento que se nos presente bajo una perspectiva global. Es decir, si son problemas con causa diversas, sería prácticamente imposible que un mismo tratamiento resultara beneficiosos para “cualquiera” de las entidades  incluidas en los TEA.

Desde la década de los 80 se nos viene insistiendo recurrentemente en que determinados reajustes dietéticos pueden ser beneficiosos para los pacientes con TEA. Hoy por hoy, podríamos decir que tales afirmaciones entran dentro de lo que se le conoce como neuromitos. Es decir, determinados hallazgos positivos parciales darían lugar a una generalización sobre los beneficios. Por ejemplo, la eliminación de algunos nutrientes pueden producir mejoras en los síntomas gastrointestinales de los pacientes con TEA, como en cualquier otro sujeto. Sin embargo, este hallazgo no nos autoriza a afirmar que esta mejora pueda ser generalizable al conjunto de síntomas neuropsicológicos y cognitivos propios de los TEA.

Este post pretende proporcionar a los padres con hijos que padecen un TEA  y a los propios pacientes una información actualizada y objetiva. Nos apoyamos en las investigaciones metodológicamente fiables, procurando que no sean las presiones mediáticas de ciertos lobbies con intereses comerciales las que determinen nuestra decisión a la hora de dar o no probióticos a nuestros hijos. Excluimos, igualmente, esos casos individuales que se nos presentan como modelos de éxito que en modo alguno pueden ser generalizables. En la figura 1 expongo gráficamente “mi opinión personal” acerca de lo que yo pienso que realmente sucede cuando introducimos  reajustes dietéticos en pacientes con TEA, máxime teniendo en cuenta la alta prevalencia de irregularidades en la conducta alimentaria de estos pacientes.

Figura 1. La anomalías dietéticas alterarían la flora intestinal produciendo anomalías y molestias gastrointestinales que, a su vez, estarían en la base del empeoramiento conductual.

Prebióticos y probióticos

La International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics define a los prebióticos como sustratos que utilizan selectivamente los microorganismos del huésped y que beneficiarían su estado de salud. Por ejemplo, los carbohidratos no digeribles.

 Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando son administrados en cantidades adecuadas producen un beneficio en la salud del huésped. Se ha demostrado su utilidad en el tratamiento de los episodios diarreicos y en el colon irritable . Aunque algunas investigaciones refieren que parecen mejorar los síntomas depresivos y los síntomas de ansiedad, mi opinión es que las mejoras psicológicas son el resultado de la mejora en la clínica intestinal y no por la acción directa sobre el cerebro a través del eje intestino cerebral.

Microbiótica intestinal y pacientes con TEA

Constataciones:

  • Existe una mayor incidencia de trastornos gastrointestinales en los paciente con TEA, probablemente a la mayor recurrencia de anomalías en la ingesta alimentaria. Estas últimas, serían las causantes de las disbacteriosis intestinal.
  • De hecho, en bastantes pacientes se ha encontrado que su microbiótica puede ser diferir de los sujetos controles en una mayor concentración de la bacteria clostridium, de lactobacilos y  de desulfovibrio. Igualmente, existiría una reducción de la ratio entre bacteriodes y firmicutes .
  • La disbacteriosis encontrada en los pacientes con TEA es similar a la que se suele producir cuando administramos antibióticos de forma prolongada.
  • Las disbacteriosis en general no solo afectan al transito y motilidad, sino también a la calidad de la permeabilidad de la pared intestinal.

Revisión bibliográfica sistemática de Qin Xiang Ng y cols (mayo-2019)[efn_note]A Systematic Review of the Role of Prebiotics and Probiotics in Autism Spectrum Disorders, Medicia 219, 55, 129; doi:10.3390/medicina55050129[/efn_note]

Comentamos esta revisión por reunir dos características que creemos importantes. La primera, porque es la publicación más reciente y, la segunda, por considerarla de calidad.

Estos investigadores , tras consultar las bases de datos más importantes, encontraron  1.592 publicaciones de las que 841 estaban duplicadas. De las 751 restantes se descartaron 580 por ser abstracts, comunicaciones a congresos, estudio de casos, cartas al editor o revisiones y 119 por tratarse de investigaciones en animales. De las 52 restantes aún hubo que eliminar 39 de ellas por no referirse a casos con autismo y 5 por no estudiar específicamente la suplementación con pre- o probióticos. Por tanto, solo se incluyeron 8 publicaciones de las 1592 inicialmente seleccionadas.

Prebióticos

Se encontraron dos publicaciones randomizadas, doble ciego y placebo frente a controles. La primera (Grimaldi, 2018) utilizó la maltodextrina. Solo produjo mejoras gastrointestinales. No hubo mejoras en cuanto a la conducta. La segunda (Sanectuary, 2019) utilizó calostro bovino  y produjo mejoras en los problemas gastrointestinales . Así mismo se encontró mejoras significativas en la irritabilidad y en las estereotipias. Según los investigadores, las mejorías en irritabilidad y movimientos estereotipados se debería a la reducción de la IL-13 (Interleucina) y en la producción de la TNF-alfa (Factor de necrosis tumoral).

Probióticos

Se citan 6 artículos de los que dos eran randomizados y doble ciego. Solo comentaremos los resultados de estos dos últimos. El primero, (Parracho, 2010) utilizó durante tres semanas el Lactobacillus  plantarum en una muestra de 39 niños. No se encontró mejoras ni en las anomalías gastrointestinales, ni conductuales. El segundo, (Slykerman, 2018) utilizó el lactobacillus rhammosus, bifidobacteria animalis y bifidobacterium lactis en una muestra de 342 pacientes en niños desde el nacimiento hasta los 2 años. Se produjo un empeoramiento conductual.

Es interesante resaltar que solo refieren mejorías conductuales con probióticos los estudios no ciegos por lo su constatación de mejoras conductuales no pueden ser concluyentes.

Conclusión

No hay evidencia científica de que los prebiótcos y los probióticos produzcan mejoras en los síntomas propios del autismo. También es cierto que en pacientes TEA con anomalías gastrointestinales debido a alteraciones en la conducta alimentaria podrían, al menos empíricamente,  beneficiarse. Por ello, lo que recomiendan estos investigadores  es la necesidad de desarrollar estudios randomizados doble ciego con muestras representativas y con un seguimiento más largo, antes de abandonar definitivamente esta línea de investigación.

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