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La ideación suicida en dolescentes es bastante frecuente y no siempre conduce al suicidio, aunque suele ser una condición previa
El 22,07% de los adolescentes (12,5% en mujeres vs 8,57% en hombres) han presentado ideación suicida en el último año
La adolescencia es un estadio evolutivo en el que predomina un movimiento psicoafectivo y conductual tendente a la búsqueda de la autonomía. Esta se va consiguiendo a lo largo de un proceso de transición que dura varios años, no sin altibajos emocionales y un sentimiento de duelo, ambivalencia y confusión.
La ambivalencia surge de la necesidad de ruptura con los valores y cánones que se han ido transmitiendo en la familia, lo que conlleva un duelo respecto a la autoridad de las figuras parentales, duelo que será más o menos intenso en base a la calidad, mayor o menor, del apego que haya mantenido con los padres. Cuanto mayor ha sido el apego, cuanto más idealizada ha sido la imagen parental, mayor será la ambivalencia y más profundos los sentimientos del duelo. A ello, contribuye el grupo de iguales con los que se relacione, de la pandilla, en donde, tanto el lider como el conjunto forman un núcleo de influencia que desplaza significativamente a la ejercida por los padres.
Conjuntamente con la necesidad de ruptura con la autoridad parental y la decisiva influencia de la pandilla, nos encontramos con un terreno biológico que favorece que la emocionalidad de los adolescentes sea bastante voluble y tormentosa conductualmente. Son los que denominamos factores biológicos predisponentes. Se conoce científicamente que el sistema límbico, sede de las emociones, madura mucho más rápidamente que el sistema prefrontal, regulador de las emociones, ejecutor de la actividad reflexiva y de la planificación estratégica de nuestra conducta. Es la explicación del porqué en la adolescencia se presentan episodios de alta emocionalidad y comportamientos que podemos considerar de pocos reflexivos o acting out y confusos.
La ideación suicida en adolescentes
La necesidad de ser uno mismo, aún sin saber exactamente quién, se inicia básicamente en la pubertad. Se descubre un mundo nuevo de posibilidades y retos para los que aún no se posee la madurez emocional suficiente. El adolescente es idealista, mitómano y un gran obervador de las carencias y de las injusticias que le va exponiendo el día a día. Ante ellos, se muestra rebelde, sin que por ello pueda anticipar que pueda ser el protagonista de los cambios que desea, ni que su rebeldía se traduzca en resultados concretos. Se construye un mundo ideal y absolutamente distópico, ante el que se encuentra incapaz de llegar transformando el mundo real.
Para el adolescente no existen matices. Su pensamiento, regido fundamentalmente por las emociones, funciona en clivage: “o todo o nada”, ” o blanco o negro, sin claroscuros”. De aquí que por su volubilidad emocional es capaz de pasar de la omnipotencia a la impotencia más absoluta. Los altibajos emocionales le hacen experimentar una inmensa angustia y desesperanza ante los más mínimos fracasos. Es por ello, que con suma frecuencia vea como solución la muerte, aunque sea un sentimiento difuso, poco elaborado y, en sí mismo, de escaso riesgo frente al suicidio en cuanto tal.
Si observamos la figura 1, el 22,07% de los adolescentes en población general confiesan haber pensado en en el suicidio durante el último año. La razones son muy variadas y, la mayoría de las veces, a los ojos de un adulto, inexplicables: una chica o un chico que no le corresponde, todo tipo de frustraciones con los compañeros… Sin embargo, existen situaciones de mucho sufrimiento como sería el acoso, los abusos, la soledad y la depresión que comportan un riesgo real y en donde sería necesaria la intervención profesional. En estos casos más extremos, un buen indicador de riesgo de suicidio es cuando se pasa de la ideación a la planificación suicida.
Las adolescentes presentan una prevalencia de ideación suicida mayor que los adolescentes, aunque el hombre tripilica a la mujer en sucidos consumados. Figuras 2, 3 y 4. Se observa que el suididio en adolescentes, se mantiene prácticamente constante desde 1980 a 2020. Las tasas mayores se encuentra en el tramo etario de 40 – 50 años.
Figura 3: Sucidio por edad desde 1980 a 2020
Figura 4. Sucidio en España por edades
Observaciones sobre la incidencia y la prevención del suicidio en adolescentes
Cuando observo noticias en los medios de comunicación en donde se magnifica la incidencia del suicidio durante la adolescencia, verdaderamente no se qué se pretende. Me sucede lo mismo cuando se meten en el mismo saco la incidencia de ideación suidida y los suicidios cosumados, como si inevitablemente la una llevara a lo otro. Esta forma de presentar el problema ante la sociedad, no solo es engañosa, sino que al mismo tiempo va a desencadenar temores sin fundamento en los padres.
En las medidas preventivas frente al sucidio infanto-juvenil, no suelen ser útiles los programas que se desarrollan a nivel comunitario, incluso algunos investigadores las consideran de riesgo, ya que podrían producir lo que se denomina “efecto contagio”.
En la figura 5 exponemos el número de peticiones de ayuda en relación a la ideación suicida y actos de suicidio en menores. El incremento experimentado en 2021 con respecto a años anteriores, no necesariamente es indicativo de un incremento real de esta problemática, sino que también ha contribuído el mayor conocimiento que se tiene de esta fundación, así como una mayor sensibilización por parte de los padres de este sistema de ayuda. La Fundación ANAR presenta un enfoque preventivo que considero bastante acertado: la información va dirigida a la población vulnerable, así como a padres, colegios y otros centros relacionados con la infancia y adolescencia. Creo que es el enfoque que debería dársele a cualquier implementación preventiva.
En resumen:
- Programas de capacitación para profesores en la detección del acoso escolar, abusos y en los cambios emocionales y conductuales de los alumnos.
- Información para los padres que los capacite para detectar en sus hijos los cambios en su estado emocional y, muy especialmente, en los conductuales, ya que que en este ámbito el sufrimeinto psicológico suele expresarse más en los cambios de conducta que en los emocionales.
- Formación de los profesionales que trabajan con niños y adolescentes que los capacite en la detección precoz de cambios sociales (sociablidad/aislamiento), emocionales y conductuales que traduzcan una ruptura con la trayectoria habitual de los mismos.
Figura 5. Peticiones de ayuda al teléfono de la ONG Anar desde 2009 a 2021