Hombre y mujeres: "iguales y, al mismo tiempo, diferentes"

La mujer nace y se hace. La cultura interviene en la construcción femenina, pero no decide

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Las diferencias entre hombre y mujer no son solo culturales, sino el resultado de la interacción entre genética y ambiente. No podemos huir del genoma, no podemos obviar el ambiente

Uno de los postulados de la ideología de género  que enseñarán a nuestros hijos e hijas en la escuela afirma que no hay diferencias entre hombre y mujer. El  peso de la genética, la epigenética y la actividad hormonal  durante el desarrollo quedan relegados a un segundo y silenciado puesto. Hoy prevalece la convicción ideológica de la filosofa Simone de Beauvoir que podríamos resumir en su famosa frase: “la mujer no nace, sino que se hace“.

Intentan confundirnos en nombre de  la justa y necesaria igualdad entre hombres y mujeres en todos los aspectos socio-familiares y laborales, con la afirmación de que, desde la perspectiva de género, nada tiene que ver con la biología, sino que la mujer/hombre son constructos  sociales generados por el heteropatriarcado con el único fin de  dominar a la mujer. El que se lleve razón en la denuncia de que la primacía del varón sobre la mujer en nuestra cultura ,y otras, ha sido una realidad , no puede llevarnos a la afirmación de que la mujer y el hombre son constructos sociales. Cierto que en el concepto mujer, como en el concepto hombre,  existen afirmaciones que son simples estereotipos. Sin embargo, la rotunda negación que hace la ideología de género sobre la diferencias de sexos se enfrenta de lleno con los  últimos descubrimientos de la ciencia.

¿Qué nos dice la ciencia sobre las diferencias hombre/mujer?

Este post se basa en la revisión bibliográfica de Viltram S. Ratnu y cols  (2017)

  • Evolución del conocimiento científico relacionado con las diferencias hombre/mujer

Durante más de 60 años la teoría predominante  acerca de las diferencias sexuales entre ambos sexos (hombre/mujer) se sostenía en dos realidades biológicas: los cromosomas, o sexo genético  (XX = mujer y XY= hombre), determinarían el desarrollo gonadal, en tanto que las hormonas esteroides producirían las diferencias cerebrales.
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Sin embargo, los conocimientos actuales en neurociencias cuestionan  con bastante fundamento  que este modelo dual explique en su totalidad las diferencias encontradas  entre ambos sexos. Hoy se sostiene que estas diferencias serían el resultado de señales específicas que pondrían en acción tanto aspectos relacionados con condiciones ambientales (desde la gestación y, especialmente, durante los primeros años de vida), como los relacionados con la genética y la programación hormonal.

En definitiva, las diferencias intersexuales (hombre/mujer) serían el resultado de la combinación de la acción hormonal, mediada por el impacto ambiental a través de la regulación epigenética  y conducida por la expresión genética a lo largo del desarrollo.

Varios son los aspectos que, erróneamente, han apoyado la visión hormono-céntrica de las diferencias entre hombre y mujeres:  Por  un lado, la mayoría de las investigaciones iniciales sobre la cognición y la respuesta al estrés  se realizaron en muestras que incluían solo hombres. De otra parte, los estudios realizados con RNM (Resonancia Nuclear Magnética) han puesto en evidencia diferencias significativas en la sustancia blanca  entre ambos sexos; la variación de la incidencia de determinadas enfermedades según el sexo y el hecho de que algunas investigaciones parecían aclarar que los procesos moleculares implicados, tanto en el  desarrollo neuronal diferencial, como en la función, se debían a la acción hormonal. Como ejemplo, se cita  el hecho de que  si inactivamos los receptores de progesterona (PR) en el hipotálamo anteromedial se producen cambios conductuales significativos, tanto en el hombre como en la mujer . En la mujer se producen en cuanto al apetito sexual (disminuye), en tanto que el hombre disminuye la agresividad.

Por último, se ha puesto en evidencia que, si bien hay comportamientos idénticos entre en hombres y mujeres, bastantes de ellos  se ejecutan a través de estructuras cerebrales diferentes.

  • Conocimientos actuales

Asistimos a un consenso provisional que sostiene que las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres no son tan marcadas como se ha venido sosteniendo, aunque existen,  y que los mecanismos epigenéticos actúan de forma muy importante en los procesos moleculares que dan lugar a las diferencias  cerebrales entre hombre y mujer  regulando la expresión y función de los genes.

Entendemos por mecanismos epigenéticos  “aquellos que integran las señales intrínsecas y extrínsecas sobre el genoma facilitando la adaptación de un organismo al entorno a través de la realización de cambios sostenidos en la expresión genética”.(McCarthy, 2009)1 Aunque se podrían poner múltiples ejemplos, tal vez, el más aclaratorio, por su apoyo científico, sea el de la gliogénesis en donde se observan con claridad la implicación de mecanismos intrínsecos y extrínsecos y su regulación genética.

A modo de conclusión

Mi oposición a la ideología de género caerán en saco roto debido a la imposición de la misma y al silencio al que se somete a cualquier opinión contraria. Sin embargo, como neurocientífico dedicado a los problemas del neurodesarrollo infanto-juvenil, mis opiniones no pueden sustentarse más que en la ciencia, independientemente de la fraseología de ideología dominante.

Los contenidos vertidos en este post proceden del artículo  “Genetic and epigenetic factors underlying sex differences in the regulation of gene expression in the brain” de Vikram S. Ratnu y cols (2017). Recomiendo su lectura  a los que estén interesados más en la ciencia que en la ideología  en asuntos de género. Una exhaustiva revisión acerca del rol que desempeñan los cromosomas, los mecanismos epigenéticos (especialmente, la metilación del DNA, las modificaciones de la histona y los RNAs no codificados en las diferencias hombre/mujer.

Deseo terminar con el consejo que los autores dan al final del artículo: 

“Se está incrementando la evidencia de que la influencia de las diferencias sexuales  en la función neuronal es tan importante como ningún otro factor y que conclusiones referidas a un sexo no pueden ser generalizadas al otro. Especialmente, los mecanismos epigenéticos están implicados en el sostén molecular de las diferencias sexuales en la expresión y función genética. Los mecanismos epigenéticos son especialmente importantes porque son capaces de integrar las señales intrínsecas y extrínsecas sobre el genoma…. Enfatizamos la necesidad incluir hombre y mujeres en futuras investigaciones neurocientíficas en orden a conseguir un mejor conocimiento  sobre la función cognitiva en el dimorfismo sexual y la vulnerabilidad ante diversos trastornos cerebrales”.

Footnotes

  1. McCarthy el cols. The epigenetics of sex differences in the brain. J Neurosci. 2009; 29(41): 12815-12823.

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