Lucha contra la anorexia y la bulimia: los mismos errores de siempre

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Joaquín Díaz Atienza

Ante la presión de la epidemia de la anorexia y la bulimia, ante las presiones sociales y de la asociaciones de padres y de autoayuda, los políticos toman medidas a lo loco. Parece como si todos sufriéramos de amnesia o que no hemos visto un paciente en nuestra vida.

Este post lo planteo como respuesta a dos noticias que me preocupan debido a mi convencimiento de que, no solo no servirán para reducir la morbilidad de este problema de salud, sino  que contribuirán a su incremento.

Trabajé durante seis años específicamente como responsable de un Programa de Trastornos Alimentarios, desde el año 1998 hasta el 2005. Fueron tiempos en donde se produjo un incremento alarmante de esta patología, descendiendo su incidencia durante los años 2006 a 2013, aproximadamente.

En la actualidad, se ha producido un recrudecimiento, con la gravedad añadida de que son pacientes más jóvenes,  y volvemos a repetir los mismos errores. Pero pasemos a comentar las dos noticias a las que me refiero.

La primera, se produce en España y ha aparecido en varios medios de comunicación:

El Gobierno apoya con 18.000 euros a ADANER en la lucha contra la anorexia nerviosa y bulimia (Europa Press, 3 de junio – 2016)

“la función de las administraciones públicas es dar visibilidad a esta enfermedad que afecta a un importante número de personas, y ha subrayado la importancia del fomento de hábitos de nutrición saludables desde la infancia y la erradicación de patrones estéticos irreales.”

Me parece muy bien que se ayude a las Asociaciones en su meritorio trabajo. La verdad, si no fuera por ellas, si dependiéramos solo de la Administración, el problema sería inmensamente mayor.  Pero una vez realizada esta  aclaración, lo primero que me recuerda el texto de la noticia es lo viejo, lo recurrente e inútil, preventivamente hablando,  que es.

En primer lugar, si por visibilidad se entiende salir todos los días en los medios de comunicación e inundar los colegios de charlas informativas pseudo-preventivas, volveremos a cometer el mismo error de aquellos años, ya que solo contribuyó a incrementar la incidencia. La intervención en estos casos, para que sea eficaz, debería centrarse en población con altísimo riesgo de padecerla y no en población general. Respecto al conocimiento como factor preventivo, en los TCA se ha demostrado ineficaz.  Los jóvenes, hoy día, tienen unos conocimientos acerca de lo que es una conducta nutricionalmente saludable, como nunca jamás ha existido y, respecto a la eliminación de patrones estéticos irreales es una guerra perdida. Recuerdo que en los años de mi dedicación a esta patología, este último era uno de los frentes. Lo único que se consiguió es que el Índice de Masa Corporal (IMC) fuera reducido como consecuencia de las presiones del lobby de las pasarelas. El IMC  dentro de la normalidad estaba en 20 – 24, se redujo a  18-24, sin entrar en el set point de cada paciente, es decir sin tener en cuenta sus  constitución, ni su peso premórbido. ¡Vencieron los andróginos modistos!

Nuestro jóvenes, durante la ESO , en la asignatura de biología reciben información más que suficiente sobre lo qué es una alimentación saludable y de los peligros de la anorexia nerviosa. Sin embargo, esta información parece mostrarse inútil frente a la prevención; es más, incluso en determinados casos ha servido como  “disparo” para que algunos de ellos desarrollen un trastorno alimentario. El por qué, lo expondré más adelante.

Pero la noticia que más me ha impactado, aparece hoy, día 6 de junio,  en un medio de comunicación argentino,  aunque aprobada  como ley en 19 de mayo:

Cuando elijás el menú, sabrás cuántas calorías vas a ingerir

¡Buena medida!,  para prevenir los trastornos alimentarios, ¡si señor!, y aún mejor para que, los que desgraciadamente los padezcan, puedan salir con facilidad de ellos. Es la mejor medida antipreventiva que he leído y contribuirá perfectamente a cronificar  el TCA. Puede que resulte algo útil frente a la obesidad, aunque lo dudo, pero no frente a los TCA.

La anorexia y la bulimia no son trastornos alimentarios

 La anorexia y la bulimia son  trastornos relacionados con la percepción y conformidad/disconformidad  de la imagen corporal. El púber y/o adolescente que inicia las conductas restrictivas alimentarias que le llevará a un TCA se caracteriza por presentar un sentimiento de  que su peso e imagen corporal no corresponden al patrón cognitivo interno que ellos tienen sobre lo que debería ser. Sencillamente por ello, es por lo que se inicia la conducta restrictiva y la implementación de otras medidas compensatorias con la finalidad de reducir el peso. Indistintamente, de la objetividad científica que se les proporcione,  ellos se perciben con sobrepeso y, por tanto, seguirán obsesionados y sufriendo por  un sobrepeso que solo está en su  cabeza. Se resisten a cualquier argumentación, como se resisten a cualquier medida que se les indique. Ellas llevan razón y nosotros estamos para engañarlas. Sencillamente porque ellas ven y observan algo diferente a lo que nosotros le intentamos hacer ver. Su miedo, su angustia a coger peso es inmensa y no saben valorar la diferencia entre 200 gramos y tres kilos.

Su problema es de valoración de la corporalidad y nuestra labor consiste en hacerles ver su error y ayudarles a supera sus miedos anticipatorios a volverse obesas si dejan de controlar caloría tras caloría lo que ingieren.  Su dificultad reside en que no son capaces de darse cuenta de su error.

Por todo ello, lo que se necesita por parte de la administración es posibilitar que reciban la ayuda psicoterapéutica que necesitan, en frecuencia y especialización, algo sobre lo que los políticos no quieren escuchar ni hablar. Les resulta políticamente más rentable la noticia impactante, lo mediático, que el gasto que supone tratar correctamente esta patología.

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Un comentario

  1. Dos cuestiones, el periodismo, incluso el considerado serio, siempre es sensacionalista, y más aún en temas como la salud, que tiene una alta repercusión social. Sólo los que trabajamos en ésto, percibimos éste sinsentido. Por otro lado como segundo punto, también me preocupa el grupo de expertos que están detrás de estas noticias. Pueden ser que se estén llevando las manos a la cabeza o que realmente sean participes de manera activa en esta sin razón. En fin, todos los días en el periódico o telediario sin buscar mucho nos encontraremos con algo así. La prevención está de moda y no es mala cosa, pero si injustificable o incluso yatrógena en otros tantos casos.

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