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La Constitución Española del 1978 ha sido el mejor instrumento para la paz y la convivencia, hasta que la Nueva Ola política la ha mutilado y ninguneado.
No existe mayor cinismo social y político que el representado por los celebrantes del Día de la Constitución, precisamente aquellos que sistemáticamente la incumplen..
Como comprenderán no estoy pensando en los independentistas catalanes – ya sabemos lo que piensan sobre ella-, tampoco me refiero a los actuales gobernantes vascos, navarros, mallorquines y valencianos que también sabemos lo que piensan y desean. Me refiero a los gobernantes del conjunto de Comunidades Autónomas presuntamente constitucionalistas. En este decadente país solo recurrimos a la Constitución cuando nos interesa, entretanto ni caso o la vilipendiamos de palabra y obra..
Como esto es un blog sobre la infancia, la adolescencia y la familia especialmente enfocado hacia el estudio de sus problemas psicosociales, escolares y sus derechos, lo único que puedo “celebrar” es el incumplimiento, cada vez con más descaro, de la Constitución en lo que hace referencia a los derechos a la educación y en especial a los fundamentos educativos relacionados con la convivencia y los derechos de los padres.
Artículo 27. Derecho a la educación
Dice el apartado 3 del Artículo 27: “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.
Con poco que estemos al tanto de la actualidad política que se viene desarrollando en nuestro país, nos percatamos que la educación, tanto en la enseñanza pública como en la concertada y privada, está bajo las decisiones totalitarias de la Ideología de Género. Esta ideología, partidista, propone una cambio radical, revolucionario, de nuestra cultura, especialmente en lo que hace referencia a la sexualidad, el aborto, la familia y las creencias religiosas. No hay antecedentes históricos en los que podamos mirar para prever el futuro. Son propuestas reactualizadas de los años 60. Se hicieron pequeños experimentos sociales que terminaron en un verdadero desastre moral y con muchos de sus miembros en la cárcel.
Ahora se retoma aquella misma cosmovisión pero se utiliza un relato absolutamente viciado, aunque eficacísimo para generar partidarios para la “causa”.. Es un relato viciado y manipulador porque pretende convencernos sobre la bonanza de un tema aberrante, como es la pansexualidad, es decir, la sexualidad experimentada sin límites etarios, ni prácticos, ni objetales, con el argumento loable de que el objetivo sería el respeto a los individuos que presentan una identidad y orientación sexual diferente. En otras palabras, utilizan un fin bueno y razonable, para introducir en las mentes de nuestros hijos e hijas una visión sobre la sexualidad promiscua e indiferenciada. Se les propone iniciar cualquier experiencia sexual sin ocuparse del grado de madurez emocional y cognitiva del alumnado y realizando una intromisión claramente perjudicial sobre el desarrollo espontáneo de la identidad y orientación sexual de cada individuo y desprovista de cualquier connotación biológica. Se olvida de que el ser humano es el resultado de su biología y de su ambiente, para dar una explicación exclusivamente culturalista, es decir exclusivamente ambiental. Dicen que somos lo que somos debido a entorno en el que nos hemos criado y en lo que nada tiene que ver la biología.
En definitiva, estamos hablando de una visión del ser humano, de una antropología, absolutamente nueva y revolucionaria que tiene en su agenda eliminar los valores éticos y creencias que nos han servido de referencia hasta ahora.
Ante un cambio tan radical con consecuencias en los aspectos éticos, psicobiológicos, médicos y culturales que se están imponiendo a los alumnos y alumnas a edades preescolares y con los que se puede estar de acuerdo o no1, pienso que los padres, según se contempla en la Constitución, cuando menos, deberían haber sido informados sobre un asunto que afecta a los cimientos de la familia, de la convivencia social y de la ética. Dice la Constitución: ” Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.
¿Se ha consultado a los padres?, ¿se les ha explicado de forma objetiva y plural en qué consiste la ideología de género?, ¿se les ha explicado quiénes son los responsables de esta formación y qué materiales utilizan para la docencia?, ¿se les da opción a que puedan hacer uso de un derecho fundamental, como es el respeto a que sus hijos/as reciban una formación de acuerdo con su conciencia, creencia y moral?.
La respuesta es no. NO SE CUMPLE LA CONSTITUCIÓN POR PARTE DE LOS GOBERNANTES. No hay más que leer la prensa y ver como la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid (Sra Cifuentes y Sra Carmena, porque esto es un objetivo transversal) se hacen pipí en el apartado 3 del Artículo 27 de la Constitución Española. También sucede en Andalucía, y sus programas pilotos en los institutos; en Valencia, en Galicia, en Cataluña etc.. Y, una vez resuelto en el Parlamento el Proyecto de Podemos, se dispondrá de un instrumentos legal, aunque totalitario y anticonstitucional, el paraguas que arropará definitivamente a las leyes autonómicas.
Nos dirán que es democrática. Que es para luchar contra la homofobia y descriminación contra las diversas expresiones de género. Pero no. No hay más que leer su borrador y la leyes promulgadas en las autonomías para darnos cuenta de que no es sólo el respeto y la tolerancia frente a los que presentan una identidad u orientación sexual diferente, algo totalmente legítimo y necesario. No, es una ley que se impone a la fuerza, con argucia, y con multas a aquellos que discrepen. Y, desgraciadamente, lo que se impone, insisto, no es el legítimo respeto, derechos y no discriminación que cualquier persona debe tener garantizados en una sociedad democrática, independientemente de su identidad u orientación sexual, sino que, con esta escusa, se nos encamina hacia una visión pansexualista de la vida. El sexo como único motor en la realización del ser humano, un sexo que sitúa en un plano de igualdad, a los seres humanos y a los animales.
Si alguien cree que exagero, que lea.
Quiero hacer mío el eslogan de las familias peruanas “Con mis hijos no te metas”, aunque en España es demasiado tarde.